sábado, 23 de mayo de 2009

EL PROBLEMA DEL ABSTENCIONISMO (POR CULPA DE LA INEPTA PARTIDOCRACIA). PAQUITA.

No se puede hablar del panorama actual sin hablar de elecciones, y no porque la mayoría estemos interesados en ellas (se prevé el abstencionismo entre el 65 y 69%, según el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados), sino porque básica y crudamente, lo que se haga en estos meses pre-electorales, en todos los niveles de gobierno, de cualquier color, estará encaminado a obtener aunque sea una naricita de ventaja en la carrera por conseguir votos, por la buena o por la mala.

Y también en los medios de comunicación, demos la bienvenida al teatro de los escándalos. Es un tremendo aliciente saber que, por lo menos, en temporada previa a elecciones se revelan los desmanes políticos que la ciudadanía trae en la punta de la lengua cotidianamente. Estamos en favor de eso, ¡no repartan despensas ni materiales de construcción, mejor moquetes verbales polémicos y altisonantes! Que se den vuelo con los golpes bajos, sobre todo entre los siameses PRIANistas. Pero que alguien pele al chuchito, por amor de Dios: mientras en la arena nacional se destrozan los neoliberales, el presidente del PRD se muerde solito la lengua porque aparentemente se quedó sin contrincante y ahora está dándose de ramalazos contra la pared.

El abstencionismo es el peor de los adversarios para la izquierda y el mejor aliado para el PRI, ingeniero conocedor de los mecanismos utilizados para coaccionar al voto. Y dementes por convencimiento o no, las declaraciones de los aliados criminales del poder sacan a relucir la maraña de porquerías que se cocinan en las sillas importantes del verdadero gobierno en el país: la delincuencia organizada, pero la institucional. Básicamente esta es la razón del abstencionismo, la falta de credibilidad que propició el PRI, reafirmó el PAN y de la que ahora es fiel aliado el mismo PRD.

¿Serán estas unas elecciones exitosas? En 2006 la participación ciudadana en las cuestiones políticas fue excepcional, pero hoy el pueblo está más desesperanzado y más incrédulo. ¿Qué va a pasar si el abstencionismo toma mayor brío y rebasa el nivel necesario para que los partidos sigan haciendo mofa de lo que consolida al gobierno de un país?

Algo tiene que pasar de este lado, en la izquierda para vencer, no la percepción acertada de que la clase política está sumida en el fango, sino para hacerle ver a la ciudadanía que el cambio será posible únicamente con la participación de todos. La izquierda no solamente está luchando contra la oposición sino también contra la falta de credibilidad y la apatía a la que induce la corrupción evidente ante la que nos sentimos impotentes. Si la vía pacífica va a seguir siendo factible, tiene que pasar necesariamente por romper con la inercia de la participación política a medias y de lejitos a la que estamos acostumbrados los ciudadanos, y de esta manera, hacer posible el rumbo a la elección presidencial de 2012. ¡Comparte!

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