Minusvalías, no pérdidas
Ni triunfo ni catástrofe
La felicidad de Hacienda
Carlos Fernández-Vega
La Secretaría de Hacienda está feliz porque en México el valor total de los recursos operados por las Afore apenas disminuyó 10 por ciento”, entre mayo y noviembre de 2008. Con ese criterio, la dependencia a cargo del doctor “catarrito” invita a los que aquí sobreviven a mostrar una enorme sonrisa de satisfacción y cantar aleluya, porque el producto interno bruto “apenas” se desplomó 8.2 por ciento en el primer trimestre de 2009.
Pero más allá del derecho que tiene la SHCP de ser feliz, aunque sea con noticias ingratas, en 2008 el ahorro de los trabajadores que obligadamente debe ser “administrado” por un selecto grupo de empresas financieras privadas (que nunca reporta “minusvalías” como prefieren llamar a las pérdidas), registró uno de los peores rendimientos anuales desde la creación de las Afore, en 1997: poco más de 4.4 por ciento, contra una inflación de 6.53 por ciento.
Allá por junio de 2008, cuando el saldo del ahorro de los trabajadores “administrado” por las Afore reportó una caída superior a 50 mil millones de pesos, las autoridades financieras se esforzaron al máximo para decir que, primero, no eran pérdidas, sino “minusvalías” y, segundo que en esto del ahorro a futuro los movimientos al alza o a la baja a corto plazo no deben verse como “catástrofe” o “triunfo”, pues los resultados concretos los obtendrá el ahorrador de aquí a dos décadas, o un poco más.
Cuando la caída de dicho ahorro se daba era en picada, ni “triunfo ni catástrofe”, decían, pero ahora que se reporta una raquítica “ganancia” en el ahorro de los trabajadores, la Secretaría de Hacienda la quiere presentar como una victoria arrasadora. Celebra la SHCP: “mucho se ha especulado acerca de los efectos de la crisis en los fondos para el retiro de los trabajadores. Los efectos de la turbulencia (léase crisis) financiera global sobre los fondos de pensiones han variado de país en país. Entre mayo y noviembre de 2008, por ejemplo, el valor de los fondos de pensiones en Chile descendió más de 40 por ciento, mientras que en Argentina se registraron descensos hasta de 45 por ciento. En México, el valor total de los recursos operados por las Afore apenas disminuyó 10 por ciento en ese entonces” (el dato de diciembre brilla por su ausencia).
Y va más lejos: “desde otra perspectiva comparativa, el rendimiento de los fondos de pensiones en México resultó el menos negativo entre los países miembros de la OCDE. A pesar de la volatilidad (léase especulación) reciente de los mercados financieros nacionales e internacionales, el valor de los ahorros para el retiro en México al día de hoy continúa aumentando. En efecto: entre abril de 2008 y abril de 2009 el valor de los recursos para el retiro administrados por las Afore aumentó más de 133 mil millones de pesos, 8.5 por ciento en términos reales. En Chile, por el contrario, el valor de los ahorros para el retiro reportó descensos reales anuales de 14.8 y 13.1 por ciento en marzo y abril pasados, respectivamente.
Concluye la celebración con lo siguiente: “tan sólo en los primeros cuatro meses de este año se registró una plusvalía acumulada de 36 mil 20 millones de pesos. Al 30 de abril de 2009 los recursos administrados por las 19 Afore (incluyendo PensionISSSTE, con algo así como 53 mil millones de pesos) ascienden a más de un billón de pesos, la cifra más alta en la historia del SAR, monto equivalente a 8.3 por ciento del PIB, 6 por ciento mayor a lo reportado en diciembre pasado” (7.5 por ciento, según la Amafore).
Hasta allí la fiesta y las fanfarrias. Pues bien, las Afore “administran” 39.2 millones de cuentas (de ellas, sólo 14.6 millones están activas, es decir, el 37 por ciento del total). Si se reparte el pastel que tanta felicidad provoca en la Secretaría de Hacienda, nos encontramos con los siguientes resultados, los cuales obviamente no provocan la misma reacción entre los ahorradores.
Dice Hacienda: “entre abril de 2008 y abril de 2009 el valor de los recursos para el retiro administrados por las Afore aumentó más de 133 mil millones de pesos”. Bien, se ve aparatosa la cifra, pero si se prorratea entre los trabajadores obligadamente afiliados a las Afore el resultado es para llorar: a cada uno de ellos le tocó la fortuna de incrementar en 9 pesos con 29 centavos diarios sus haberes, para totalizar casi 3 mil 393 pesos en todo 2008, algo así como dos salarios mínimos a precios de 2009, o si se prefiere dinero suficiente para comprar, cotidianamente, un kilogramo de tortilla y el papel para envolverlo, a precios de 2008.
En cambio, las Afore encargadas de “administrar” sus ahorros (las que nunca registran “minusvalías”, aunque los trabajadores sí) se embolsaron varios miles de millones de pesos, con todo y crisis, el 56 por ciento de los cuales se quedó en las alcancías de cuatro de esas empresas financieras: Banamex, Bancomer, ING y Profuturo GNP, las mismas que manejan cerca de 50 por ciento de las cuentas. De que hay buenas noticias, sin duda, pero no necesariamente para los propietarios de los dineros “administrados”.
Hacienda sigue la fiesta con la información correspondiente a enero-abril de 2009, periodo en el que “se registró una plusvalía acumulada de 36 mil 20 millones de pesos”. Una vez más el prorrateo: en ese cuatrimestre, cada uno de los obligados ahorradores vio la luz al saber que su respectiva Afore le rendimiento diario de 7 pesos con 65 centavos (ni siquiera para un kilogramo de tortilla cada 24 horas, y olvídense del papel para envolverlo), lo que hace un total de 918 pesotes en ese lapso, o lo que es lo mismo, una quincena y un pilón de salario mínimo.
Con ese criterio, fácilmente se entiende la causa por la que el afamado doctor Carstens calificó de “catarrito” la hecatombe económica que se dejaba venir al país, y con base en qué asegura que lo peor de la crisis, con sus respectivas “minusvalías”, van “quedando atrás”.
Las rebanadas del pastel
Asegura el secretario de Gobernación, el abogado corporativo Fernando Gómez Mont, que el inquilino de Los Pinos “no está solo, pues lo apoya la sociedad”. Así es, pero ¿para qué reiterar lo que de siempre se sabe?: a Felipe Calderón lo apoya la Sociedad Anónima.
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