Por
26 de Mayo, 2009 - 00:00
La guerra sucia que sin descanso la derecha y ultra derecha emprendieron contra Andrés Manuel López Obrador en el 2006 sólo tuvo efecto y alcanzó a los ignorantes, a los desinformados y despistados, a los clientes de Televisa y sus escándalos. Para nuestra desgracia en México hay muchos de esos.
Los spots eran la punta del iceberg, la mayor parte de las fantásticas leyendas y mitos eran fruto de la imaginación de los mismos tontos que se comieron todito el pastel. De boca en boca, por medio de correos electrónicos o en un sin número de blogs los cuentos se difundían: que si Andrés Manuel era millonario y vivía en las Lomas de Chapultepec, que si tenía un helicóptero y un yate en Cancún, que si era un comunista despiadado y hereje aún más peligroso que Hugo Chávez y pretendía quitarle a los ricos para darles a los pobres, que si tenía intención de expropiar Televisa (ese se lo creyó hasta el brillante niño Azcárraga) y todos los SportCity, Starbucks y tiendas Armani para que los niños fresas ya no tuvieran a dónde ir a pasar el tiempo, que si les iba a quitar también sus carrazos o a utilizar las mansiones del Pedregal como albergues para niños de la calle…. en fin, las historias eran miles y todas igual de estúpidas. Lo peor es que se las creyeron los supuestos chavos estudiados y viajados, los que presumen de tener la mejor educación, privada y carísima por supuesto, y que pasan la mitad de su vida estudiando maestría tras maestría sin que esto les sirva de algo.
¿Qué pensarán hoy de sus teorías? No creo que sigan opinen lo mismo de sus viejos chismes cuando pasean por la Condesa o la Del Valle y ven edificios enteros vacíos y sin estrenar, letreros de "se vende o se renta" en cada poste de luz, o cuando las empresas inmobiliarias de sus papis tienen utilidad cero y empiezan a dejar obras a la mitad. Cuando quieran cambiar de modelo sus lujosos automóviles y se den cuenta de que no les darán nada por los viejos. Ni modo, cuando la crisis es profunda hasta los pirrurris la padecen.
A tres años de la consumación del fraude, el equipo del pelele no ha podido parar la avalancha mortal. No es que no quieran parar la recesión, es que simplemente no pueden, no son capaces de ver más allá de sus narices y darse cuenta de que su política absolutista e intolerante es totalmente inservible en un país rico pero lleno de pobres. Jamás entenderán que éste no es el camino hacia el progreso y el desarrollo, que viendo para arriba uno siempre tropieza. Para que México crezca tienen que desaparecer la desigualdad social y la injusticia.
Los mafiosos y sus empleados nunca lo entenderán, sin embargo no estamos perdidos. Mientras nosotros lo entendamos la situación puede cambiar. Si los que creyeron las mentiras de la derecha despiadada reflexionan un poco y se informan podremos sumarlos a las filas de los mexicanos conscientes y pensantes para seguir luchando por la transformación verdadera. No es tarde aun tenemos tiempo de conseguirlo.
y
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