Calderón-Carstens, medalla de plomo
México, escalón 141 de 152 posibles
Se desploma el PIB por habitante
Carlos Fernández-Vega
En este 2009 la economía mexicana (para la que, según la versión oficial, ya pasó lo peor de la crisis, los de siempre dixit), va que vuela para obtener la presea de plomo y subir al pódium de los perdedores de orden mundial. Aferrada a que como ya tocamos fondo nos vamos directo a las estrellas, la propaganda oficial visualiza, justo antes de las elecciones, el inmediato advenimiento de un largo periodo de vacas gordas, incluso muy gordas, que provocará envidia entre la comunidad de naciones y abundante felicidad entre los mexicanos.
Qué más quisieran los sobrevivientes de este país y de tantos otros, pero el propio secretario general de la ONU, Ban Ki moon, advierte que para un gran número de naciones no hay indicios de recuperación, sino sólo de improductividad. El gran impacto de la crisis puede durar años, millones de familias cayeron en la pobreza, 50 millones de trabajos pueden perderse sólo este año. El verdadero impacto de la crisis podría durar años. Pero el diplomático no contaba con que más voces autorizadas se sumaran al lo peor de la crisis ya pasó, como en el caso de Ernesto Cordero, secretario de Desarrollo Social, quien se apersonó en la sede de la Organización de Naciones Unidas en Nueva York para precisar que cuando menos para México lo peor ya pasó en abril y un pedazo de mayo; los datos empiezan a ser un poco menos malos y un poco más alentadores.
Pues bien, para animar a los propagandistas de aquello del advenimiento de las vacas gordas, el Banco Mundial aporta más detalles sobre ese futuro venturoso que el Altísimo ha tenido a bien conceder a México, por indiscutible mediación del inquilino de Los Pinos y su muy buen equipo económico, probablemente uno de los mejores del mundo (según ellos mismos), autores todos ellos de la gustada tesis del catarrito:
En sus más recientes estimaciones sobre el comportamiento económico mundial en 2009, divulgadas días atrás en Seúl, el organismo financiero desmenuza las condiciones y perspectivas de 152 países (de todos tamaños, colores y sabores), y en este contexto México ocupa, modestamente, el escalón número 141 de los 152 posibles, con ganas de obtener la presea menor y descender algunos peldaños más. La mexicana resultará la economía más debilitada y con el peor comportamiento en el panorama latinoamericano, a la vez que estará muy por abajo del nada grato promedio mundial, algo que por lo demás no precisamente aporta solidez a la tesis del ya pasó lo peor.
En 2009 el producto interno bruto por mexicano reportaría, en el mejor de los casos, un desplome cercano a 25 por ciento con respecto al nivel registrado en 2008, y para 2011 el PIB per cápita todavía sería 10 por ciento inferior al observado dos años atrás, algo que tampoco sustenta la multicitada tesis. Además, como lo mencionamos días atrás en este espacio, la tasa promedio anual de crecimiento económico del país (2007-2011) a duras penas sería de 0.7 por ciento, el peor comportamiento desde los tiempos de Miguel de la Madrid. Será uno terco, pero ¿en serio ya pasó lo peor?
Lo anterior, siempre y cuando la economía mexicana sólo se desplome 5.8 por ciento, como lo pronostica (hasta ahora) el Banco Mundial, porque incluso organismos como la OCDE recién actualizan sus propias estimaciones, las cuales para 2009 apuntan hacia una caída de 8 por ciento en el PIB de este heroico país (dicho sea de paso, el secretario general Gurría es de los promotores de la frase célebre marca Los Pinos). Entonces, en este agitadísimo año el comportamiento económico mexicano logra ubicarse entre los 11 peores del planeta, con todo y que aquí el mayor efecto previsto por el inquilino de Los Pinos y su muy buen equipo económico sería un catarrito, pero eso sí con un gobierno dedicado a que los mexicanos vivan mejor, aunque sea de mentiritas.
El Banco Mundial reporta que peor que el de por sí dramático comportamiento económico de México se encuentran (en orden descendente) países como Armenia, Japón, Irlanda, Taiwán, Ucrania, Islandia, Lituania, Seychelles, Estonia, Islandia y Letonia, el último entre los últimos, con una caída de 13 por ciento, para los que lo peor no ha pasado.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría, sobre el ping-pong político con la tragedia de Hermosillo, mientras los siete detenidos, vía fianza, ya fueron liberados y los nombres del IMSS se mantienen bajo 100 candados: “¡ya basta de impunidad y peloteo de responsabilidades! Vamos poniéndole nombre y apellidos al negocio de las guarderías subrogadas, de la privatización de una conquista de los y las trabajadoras del sector público y privado. La privatización de la seguridad social es un asunto que se pelean muchos gobiernos neoliberales de los últimos 30 años. Y hemos dejado pasar todos los atropellos que se cometen, empezando por el uso indebido de las cotizaciones de los trabajadores –los cuales han dejado en una tablita a jubilados y pensionados–, hasta el negociazo que representa para el sector bancario el llamado ‘ahorro para el retiro’. ¿De cuántos miles de millones estamos hablando en ambos casos? Eso es impunidad pura. Cambian gobiernos y todos se solapan. ¡Ah! Y hablando de solapar, en el caso de las guarderías subrogadas recuerdo que no hace mucho tiempo, el ya inquilino de Los Pinos, Felipe Calderón, hizo no sólo la apología de dicha fórmula privatizadora, sino que manifestó su deseo de promover, como una política de su gobierno, que se crearan guarderías de esas como si fueran hongos. Al parecer, el mismo Calderón tenía información de que el funcionamiento de dichas guarderías era excepcional y por eso las promovía ¿o le mintieron? Por cierto, hablando de nuevo de impunidad, la normatividad de las guarderías de marras debería estar a cargo –si es que estamos en un estado de derecho– de la Secretaría de Salud y la supervisión por parte del IMSS que, casualmente, hasta hace unos meses estaba bajo la ¿responsabilidad? de Juan Molinar Horcasitas. Este último un verdadero gazapo. En fin, comparto la irritación. Es realmente de pena ajena ver a un gobernante como perro en el viaducto, sin rumbo, sin proyecto y que está desmoronando aún más al país. A él se le deshace entre las manos y a nosotros nos rompe el futuro” (Ricardo García Ortega, chispolito@prodigy.net.mx).
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