A propósito del Día Internacional de la Democracia, 15 de septiembre, el doctor Juan Carlos Monedero, amigo de los resistentes mexicanos a quien le envío un cariñoso saludo, dio un discurso en la ONU sobre la Democracia y sus falsos amigos.
El principio de su discurso viene como anillo al dedo para analizar y entender el verdadero sentido de los festejos frívolos del Bicentenario de la Independencia de México, que la derecha organizó para entretener al pueblo. "Los cuatro puntos cardinales -- dijo el poeta chileno Huidobro -- son tres: el Sur y el Norte. Bien podría haber dicho que en el fondo es tan sólo uno, el NORTE, pero también sabemos, con Hegel y con el sentido común, que sin esclavo no hay amo. El Sur es una metáfora de la ausencia, de lo que no cuenta. La teoría crítica es aquella que entiende que lo que existe no agota las posibilidades de la existencia.
Walter Benjamín habló de cepillar la historia a contrapelo para contar la suerte de los perdedores, Paolo Freire nos trajo la pedagogía del oprimido y Francisco de Goya en su cuadro sobre los fusilamientos del tres de mayo de 1808, pintó a la derecha al ejército inclemente, geométricamente ordenado como el canon de LA RAZÓN MANDA, bien armado y dispuesto, digno de la Francia ilustrada de Napoleón. Pero no olvidó plasmar a sus víctimas a la izquierda, alumbradas por un farol que negaba el brillo a las luces de la Ilustración y se lo entregaba precisamente a los que la historia, también la historia de la democracia, suele dejar fuera de foco".
Y a propósito de la endeble DEMOCRACIA, palabra que llena los discursos de los antidemócratas instalados en el poder, Monedero dice:"La discusión sobre la democracia no va a avanzar en tanto no se entienda que los avances democráticos nunca han sido una concesión graciosa de ningún poder. La Revolución Francesa sentó las bases para los derechos civiles, identificando como enemigo a la monarquía y a la aristocracia en donde primaba la herencia de familia por encima del mérito. Las revoluciones de 1830, de 1848, la Comuna de París de 1871, identificaron como enemigo al PRIVILEGIO y la EXCLUSIÓN, y sentaron las bases del sufragio universal y los derechos políticos.
La revolución mexicana de 1910 o la rusa de 1917, sentaron las bases de los derechos sociales, señalando como enemigo a la EXPLOTACIÓN y al AUTORITARISMO por el que se deslizó el pensamiento conservador en el periodo de entreguerras, el que llevó a la derecha, liberada de compromisos democráticos, al fascismo, el nazismo o al franquismo. Aunque de manera menos nítida, el 68 sentó las bases para los derechos de identidad y una nueva oleada de derechos individuales y colectivos que acompañó a los procesos de descolonización, a la incorporación de la mujer a mayores niveles de ciudadanía, a una mayor libertad sexual y a una crítica general al autoritarismo y la violencia que tuvo como enemigos a rescoldos de la guerra mundial escondidos en la guerra fría, a la deriva autoritaria soviética, a cúpulas eclesiásticas y a sectores militaristas.Este análisis demostraría, frente a interpretaciones tan amables como insostenibles, que la democracia nace, crece y se consolida contra sus enemigos.
La discusión sobre el futuro de la democracia tiene aquí una de sus principales palancas o frenos. En la corriente principal de la ciencia política, estos principios se asumen solamente en el discurso, pero no en la práctica. La retórica liberal mantenía la prohibición del mandato imperativo como un elemento funcional a la construcción de mercados nacionales.
Pese a la evolución del sufragio censitario al sufragio universal, se mantiene en los parlamentos actuales, aunque la práctica de los partidos políticos la niega sistemáticamente. De la misma manera, hay un discurso sobre la soberanía popular, la justicia, la libertad que, al tiempo que se expresa, es hurtado precisamente por los enemigos de la democracia. Había un solo Muro en Berlín, pero parecían mil. Hay muros entre Palestina e Israel, entre México y los Estados Unidos, entre Marruecos y España, pero parece que no existen porque los que los levantan tienen el don de etiquetar y hacer que la carga de la prueba recaiga sobre las víctimas. La lucha democrática, cuando renuncia a los hechos, complica su trabajo pues tiene lugar contra el fantasma de un discurso dicho por antidemócratas en nombre de la democracia".
Mientras en México no se eliminen el PRIVILEGIO y la EXCLUSIÓN, como los vivimos en la fiesta del Bicentenario, y predominen la EXPLOTACIÓN y el AUTORITARISMO, no podemos hablar de democracia.En cambio, sí podemos reconocer que para conquistarla es necesario un trabajo de organización ciudadana como el que realiza el Movimiento Nacional por la Transformación del País, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, y que a partir de la toma de conciencia del pueblo será posible que la izquierda acceda al poder por la vía pacífica.Hasta entonces podremos hablar de democracia real y no figurada.
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