Carlos Fernández-Vega
A pesar de la crudeza de la información, el gobierno calderonista tendría a la mano un nuevo motivo para celebrar (siempre en el contexto en el que acostumbra hacerlo, las comparaciones internacionales) que todo marcha bien, porque no sólo en México se cuecen habas. También en Estados Unidos hay pobres, y muchos, que sobreviven en condiciones miserables para los estándares de aquella poderosa nación, el motor del mundo. De acuerdo con los indicadores gubernamentales más recientes (la Oficina del Censo, con información al cierre de 2009), 14.3 por ciento de los habitantes de aquel país (43.6 millones de personas) se encuentra en tan lamentable situación, porque el ingreso familiar consolidado (cuatro personas en promedio, de acuerdo con la medición estadunidense) es menor a 22 mil dólares anuales (antes de impuestos), algo así como 286 mil pesos anuales, o, si se prefiere, 23 mil 833.33 pesos mensuales.
El gobierno estadunidense informó que la pobreza en ese país aumentó en 2009 como resultado de la crisis económica, con lo que observa el mayor registro desde que se comenzó la medición, hace 51 años. Por medio de la Oficina del Censo, reconoció el avance de este indicador por tercer año consecutivo. Concretamente, de 2008 a 2009 el número de pobres en aquel país se incrementó 3.8 millones. Lo peor entre lo peor es que se reportan 15.5 millones de niños en tan precaria situación. En 2009, la población anglosajona, en promedio, reportó una caída de 0.5 por ciento en sus ingresos y los afroamericano de 4.4 por ciento.
Ante esta noticia, nada raro sería escuchar a los integrantes del gobierno calderonista (en sus conferencias de prensa y/o declaraciones banqueteras) que México inobjetablemente va por el rumbo correcto, porque hasta en Estados Unidos hay pobres, millones de ellos, como en esta tierra del bicentenario. El problema es que en el vecino del norte uno de cada siete habitantes se encuentra en tan precaria condición; aquí, uno de cada dos (también de acuerdo con cifras gubernamentales), con el matiz que en el vecino del norte representan 14.3 de la población y en esta heroica nación alrededor de 50 por ciento.
De hecho, México podría considerarse un país adelantado (versión oficial), toda vez que antes de la crisis, previo al catarrito (2007-2008), 6 millones de mexicanos fueron obligadamente incorporados al vigoroso ejército de pobres nacionales; para 2009 no hay aún una estimación medianamente creíble, pero ese año en Estados Unidos 3.8 millones de personas tuvieron el mismo fin, y como siempre la población de origen latino, como le llaman, fue la más golpeada: el número de depauperados se incrementó poco más de dos puntos porcentuales, contra un punto de los afroamericanos y 0.8 puntos entre la población anglosajona.
La crisis ha golpeado severamente a los paisanos (los de aquí y los residentes leales e indocumentados en el vecino del norte). En México la crisis que oficialmente arrancó a finales de 2008 ha depauperado a millones, y va por más; para los mexicanos radicados en Estados Unidos la sacudida no fue distinta (aderezada con mayor racismo y persecución), y a pesar de ello éstos no han dejado de enviar recursos a su país de origen.
En este contexto, a pesar de los pesares, México se mantiene a nivel mundial como tercer país receptor de remesas (sólo superado por China e India) e indiscutible primer lugar en América Latina. De 2007 a julio de 2010, la paisanada remitió cerca de 85 mil millones de dólares a la economía mexicana (si bien el objetivo son sus familias, el dinero circula internamente), de acuerdo con la información disponible, proporcionada por la Cámara de Diputados. Tales dineros procedieron, principalmente, de los mexicanos residentes en California, Arizona, Texas, Georgia, Florida, Illinois, Nueva York, Virginia, Carolina del Norte, Nueva Jersey y Connecticuc.
Así, en 2007 remitieron poco más de 26 mil millones de dólares; en 2008 por arriba de 25 mil millones; en 2009 cerca de 22 mil millones y casi 12 mil 500 millones en los primeros siete meses de 2010. Del análisis por entidad federativa, precisa la Cámara de Diputados, los cinco estados del país que captaron el mayor flujo de remesas (en el periodo referido) fueron Michoacán, Guanajuato, México, Jalisco y Veracruz. Por el contrario, los que menor monto captaron fueron Baja California Sur, Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Tabasco.
Con base en información del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, sistematizada por la Cámara de Diputados, en 2007 el flujo mundial de remesas ascendió a casi 385 mil millones de dólares; en 2008 se incrementó a 443 mil millones y en 2009 a 420 mil millones. Del flujo mundial de remesas, México ocupó el tercer lugar en la captación de estos ingresos, por debajo de la India y China y por encima de países como Filipinas, Francia, España, Alemania, Bangladesh, Nigeria y Bélgica. En 2007, de la captación total de remesas a nivel mundial, nuestro país concentró 7.1 por ciento; un año después 5.9 por ciento y, según estimaciones preliminares, en 2009 el 5.4 por ciento. En el ámbito latinoamericano, México ocupa el primer lugar en la captación de remesas. En 2009 el flujo total de estos ingresos se estimaron en 58 mil 494.7 millones de dólares, de los que nuestro país concentró casi 40 por ciento (22 mil 869.8 millones).
El análisis trimestral sobre el comportamiento de las remesas, puntualiza la Cámara de Diputados, muestra que el flujo de ingreso disminuyó a partir del tercer trimestre de 2008, coincidiendo con el inicio oficialmente reconocido de la recesión económica. A tasas anualizadas, se observa que durante el segundo trimestre de 2009 su captación se redujo 17.9 por ciento en comparación con el registro de igual periodo de 2008, mientras que en el segundo trimestre del 2010 resultó 3.67 por ciento inferior en comparación con un año antes.
Las rebanadas del pastel
Van besos, apapachos y un brindis adelantado por el 26 aniversario de la más bella y joven del periodismo mexicano, La Jornada, que se cumple mañana. Este 19 de septiembre vale recordar que justo al celebrar su primer año de edad, y en el ojo del huracán, nuestro diario se fortaleció como efectivo cuan solidario puente de comunicación con la sociedad, pues se dio a la triste tarea de cubrir detallada y profesionalmente las desastrosas consecuencias del terremoto que sacudió a la ciudad de México hace un cuarto de siglo. Por ello, y mucho más, un fuerte abrazo conmemorativo para la comunidad jornalera, en espera de los innumerables aniversarios por venir. ¡Salud!
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