Ayer, durante una protesta del SME, ciertos elementos que fueron tachados posteriormente por la dirigencia del sindicato como “provocadores” tuvieron a bien prender fuego a cuatro vehículos que encontraron en la calle. Un acto sin ton ni son, pero que de ninguna manera es algo sorpresivo o nunca visto antes.
Lo curioso fue el haber presenciado, principalmente en las redes sociales, a ambos extremos de “derecha” e “izquierda” compartiendo su estulticia sin ningún pudor.
Por un lado, la derecha filopanista, filofascista y dizque “apolítica” vociferaba en contra de todo el SME, pidiendo “mano dura” contra el sindicato por haber llevado a cabo dichos actos de vandalismo. Lo que no mencionaban estos pobres descamisados que presumen de ser “clase media” es que este tipo de protestas destructivas son uno de los riesgos que se corren al vivir en una democracia, actos que vemos en cualquier protesta llevada a cabo en Francia o en el Reino Unido.
Curioso, que los derechistas que lloriquean contra los “violentos” deseen tanto un gobierno que evite las protestas en las calles, como en regímenes totalitaristas como Corea del Norte, China, o Cuba. Son cripto-Comunistas de “clase media”, pues.
Además, con todo respeto para las personas afectadas en su patrimonio, es imposible comparar un daño material (que debe ser perseguido, sin lugar a dudas) con otros actos perpetrados gracias a la ineficacia del gobierno calderonista. ¿Dónde están sus quejas por los 36 mil muertos de la guerra fallida de Calderón, o sus gritos histéricos por la narcofosa con casi 90 muertos encontrada en Tamaulipas? En ninguna parte. No existen. Hipócritas.
Por otro lado, la “izquierda de café”, esa que quiere hacer la “revolución” desde Starbucks, aplaudía con sicopatía la destrucción del patrimonio de 4 personas, quienes sin deberla ni temerla vieron destruidos sus vehículos. Algunos, bajo el pretexto de que importan más 45 mil empleos borrados de plumazo que 4 vehículos, festejaban la “gracia” de los presuntos infiltrados que causaron estos daños.
Me pregunto si esta actitud pueril de la izquierda revolucionaria de café viene de una especie de resentimiento social que les queda de vivir aún con sus padres o de nunca haber poseído un vehículo en sus vidas, como mucha gente funcional que a fin de cuentas son los que más sufren las políticas destructoras del Panismo-Salinismo.
Interesante manera de encontrarse de los extremos más imbéciles de los “ultras” de derecha e izquierda. Ultrapendejos.
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