Hay que entender por qué no se lanzaron a la protesta miles de ciudadanos más, a la exigencia de una paz donde vivir sin muertos. ¿Qué sucedió con el quórum que debió haber habido para apoyar esta masiva causa puesta de blanco? Fue organizada con premura y no logró regarse la convocatoria. Estaría cumpliendo la gente un turno laboral o escolar. Es posible. Aunque también, hay que decirlo, a una familia que vive de salario mínimo, por lo general no alcanza el impacto de la tragedia que detona el que se conmuevan y solidaricen las clases más acomodadas quienes hemos promovido esta división, este clasismo. Aun así, si prevalecen, sólo si no claudican en su inaceptación, harán impacto.
Externo una idea que se percibe en el ambiente, aunque no se mencione porque la marcha de ayer no pretende vincularse a tendencias políticas, aun siendo los ideales arraigados en el ser sociopolítico los que cambian el rumbo de una nación, por lo que no veo por qué deba considerarse una falta de respeto o de aprovechar la ocasión para propaganda, sino una cuestión de lógica y convicción decir lo siguiente:
La oportunidad de cambiar las cosas, de iniciar el comienzo de una transformación moral nacional, está en MORENA. Está con la coalición demócrata social de la que es parte. Ellos son los promotores de que el ejército regrese a los cuarteles y del proyecto de país que se vuelca en la recuperación de los derechos y garantías sociales que nos han sido negados.
Hay que oír bien al PRI de Manlio Fabio alabando la guerra calderonista y a Josefina, candidata presidencial del PAN prometiendo que ella continuará con el combate estratégico contra los “delincuentes”.
Este grupo que protesta ante el hartazgo y que posee poder de expansión, debía acercarse, si en verdad no se detendrán como dijo Javier Sicilia, al único cambio de proyecto político que tampoco habrá de detener su curso. Que existe para lograr el bienestar de México. Debían los agredidos dirigir la atención como si fuese catarsis de lo propio, en pos de asistir a una mayoría silenciosa en iguales sufridas circunstancias, que no obstante fue representada en su grito de ya basta, no tenía cómo llegar.
Que sofocada por la incapacidad de la supervivencia no opina, no colabora, porque no los motiva a hacerlo, reitero, movimientos sociales de una clase media que no ha estado de su lado, que no son de su reconocimiento. No conocen de intelectuales con los que no hayan tenido contacto ni corroborado un apoyo patente, ni tampoco han conocido la paz de haber obtenido lo justo, pero no por ello no se compadecen de la pérdida de jóvenes ejecutados por doquier, porque abundan en sentimiento humanitario, porque saben que todas las vidas valen igual, aunque otros no lo piensen así.
Pueblo noble, trabajador, igual que cualquiera de nosotros lo puede ser. Somos aquellos que desbordamos las plazas donde se presenta el líder tabasqueño en el que hemos depositado nuestra confianza. Nadie puede negar quién es el que más convoca.
Los que participaron en esta justa protesta civil para ponerle un paro a la violencia, a la sangre mexicana derramada, a la impunidad, que debieron a mi juicio, haber exigido también la renuncia de Calderón luego de la del gobernador morelense, o a la par, debían percatarse y aceptar en dónde radica la fuerza de gobierno honorable que será capaz de restablecer la ética pública, el ánimo social, el liderazgo a favor de una paz fraterna que perdure, que no sea ficticia como ha sido, basada en una renovada visión a futuro, en una decencia compartida por todos, sin exclusiones.
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