La prudencia es una arma política que posee AMLO, una virtud necesaria entre tanta confusión, cascabeles sonando por doquier. Remar contra corriente requiere de un esfuerzo bien cimentado en principios sólidos, de otra manera existe el riesgo latente de claudicar, de dejarse llevar.
Mantenerse al margen, sin contrarrestar los embates de la mafia regente que insiste en no ceder el poder, no es ni sería aceptable.
Porque es vital para la causa de la transformación de México en un país que comience a sanar; que la sociedad consciente, que los jóvenes y pueblo afectado, interpelen (o sean representados por la interpelación de su liderazgo) el razonamiento que llevaría a caer en las mismas añejas políticas perennemente desahuciadas.
El razonamiento equivocado, un falso compromiso con la opción de la auténtica alternancia sin la posibilidad de hacer realidad una visión humanitaria extendida en el tiempo por venir, no debe aceptarse. Por ello Marcelo pierde en su postulación, no olvida la gente que avaló aliarse al PAN.
Se aprueba el acuerdo tomado el fin de semana por el PRD para la selección de su candidato para la presidencia con el formato de consultas “abiertas” al público en general, sin que necesariamente fuesen militantes de partidos de la fuerza progresista, desilusionada o independiente, dirigida hacia los verdaderos opositores del sistema que domina de manera corrupta.
La razón de peso en esta determinación del PRD, es exclusivamente política.
Por lo que el líder del MO-RE-NA, que acapara a la mayoría de los votantes de la oposición, actúa en consecuencia. Plantea sus interrogantes y condiciones, porque los principios, como dice arriba, no se transgreden, y esa es la mayor fortaleza del tabasqueño.
¿Por qué si la encuesta ciudadana es abierta, no pueden participar otras mujeres u hombres de valía como por ejemplo, Juan Ramón de la Fuente? Pregunta el MORENA.
Se pide que si la diferencia estadística entre los participantes es de menos de 7 puntos, se lleve a cabo otra encuesta abierta pero sólo al interior del PRD.
¿Por qué no hacerla abierta entre los ciudadanos progresistas que convienen con el cambio de políticas socioeconómicas, entre aquellos que colectivamente aspiran a un futuro de país que visualizan muy distinto al del PRI o el PAN? Eso es lo correcto.
¿Qué interés resguarda detrás la exigencia de los dirigentes que han fraguado esta contienda entre dos?
La respuesta es: Como nos lo recordó en su texto Víctor Hernández, Salinas promueve a Ebrard en beneficio de fortalecer a Peña Nieto (lo evidencia, y cada vez lo hace más público desde su destape ebrardista en aquella larga entrevista en CNN donde no hizo más que alabar sus grandes cualidades).
Pecando de inocencia selvática, quisiera poder escribir que esto sucede sin la anuencia del regente Ebrard, que es una maquinación salinista, pero siendo que no hay duda que la consigna es que no llegue AMLO a interceder, a aguarles la fiesta, mi imprudencia radica quizá, en el no poder hacerlo, por faltar la noción y permanecer la duda del desenlace, en la que no alcanzo a deducir cómo reaccionará Marcelo Ebrard cuando pierda la candidatura de la izquierda a la presidencia 2012, lo que sucederá en breve.
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