Mientras Humberto Moreira no presente públicamente en los próximos días las cifras de lo que gastó en las obras edificadas bajo su mandato como gobernador de Coahuila o avale los enormes dineros consumidos, el PRI, demeritará su autoridad moral y se debilitará en vía a las elecciones 2012.
Las palabras llevadas a la acción, mafioso, corrupción, enriquecimiento ilícito, delincuencia organizada, lavado de dinero y otras, siempre vendrán a la mente al pensar en el partido (ni) revolucionario (ni) institucional.
Pero no debe ser esta una mención más de comportamientos y riquezas o expendios que siempre resultan inexplicables atribuidos al dinosaurio hoy multicolor.
La mala racha de Humberto inició, pienso, al haber dejado a su hermano Rubén, sentado en el mismo puesto de gobernador que él ostentaba, acto que muy mal parado dejó al PRI. Algo inconcebible mundialmente hablando, pero aquí lo permitimos o toleramos. Sin duda alguna una torcida decisión a ojos del electorado.
Se irá dañando y se ha dañado también la imagen del PRI entre las clases medias, cuando muestra sin duda, a través de sus socios mediáticos, el poder de la manipulación para intentar impresionar por medio de una imagen de “impecabilidad” creada con el fin de perpetuar el aparato que los ha sostenido arriba con libertad para actuar sin escrúpulos.
El caso más famoso Enriquito Peña Nieto. Aunque el sucesor escogido para la pantomima de nuevo gobernador, dio la nota durante las elecciones en el Estado de México donde lo sometieron ante la misma costosa firma de creadores de imagen. Aprendió a movilizar las manos al son de la modulación de la voz, de la capa de maquillaje y colorete que como cera se le derretía al calor de la cámara. Siempre cayendo en el exceso.
Un pasado político nebuloso como el de Manlio Fabio Beltrones, su clara tendencia a la falsa diplomacia y a la simulación, a la colusión con la permanencia del mismo fallido sistema para dirigir los rumbos de la nación, también le resta credibilidad al PRI en funciones.
Menciono a estos dos priistas cupulares en boga, porque son los que públicamente han dado la cara por Moreira. Entre ellos se solapan y se ajustan cuentas.
Pero los reflectores no se le deben despegar al señor presidente del PRI, hasta que suceda lo dicho en el primer párrafo. Aunque lo defiendan y lo justifiquen Peña Nieto y Beltrones arguyendo que los Estados todos, se encuentran endeudados porque el presupuesto que se les asigna nunca alcanza y las obras ahí están. Desestiman a propósito la insolente magnitud de la publicación de Standard & Poor´s.
Los tres huelen muy mal, aunque luzcan pulidos por la mercadotecnia, disque catrines y perfumados.
Ante lo excesivo del caso, es que S&P destapa la cloaca de la deuda pública de Coahuila, algo inusitado. Una “deuda pública” incrementada diez veces más durante la administración del hoy presidente del PRI, que pagarán los ciudadanos de ese Estado durante 30 años. Que se expresen los coahuilenses: ¿les redituó?
Ignoramos si habrá algún propósito posterior a la declaración de S&P. Qué averiguaron exactamente y si es información clasificada. Si su recomendación ameritará una próxima destitución. Pero de que quedó bien entendido para quién trabajan los auditores en el gobierno de Coahuila, quedó.
A enseñar los números comprobables cuanto antes. A limpiar el nombre con los pelos de la burra en la mano o de lo contrario, podría ser Humberto Moreira el hombre a quien tengan que cortar la cabeza (figurativamente hablando) sus cómplices y patrones, por haber sido evidenciada la posibilidad (o el hecho) de que los términos descritos en el segundo párrafo, sean los que aplican a las formas de conducta de los hermanos Moreira, con Humberto al frente.
Lo que podría mermar (en beneficio de la nación) los resultados electorales que planifican.
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