lunes, 12 de septiembre de 2011

El PRI de ayer; el PRI de hoy; el PRI de siempre-- H. E. CAVAZOS ARÓZQUETA

El PRI de ayer:
Fraudes electorales.

El inicio de la ‘dictadura perfecta’, de aquél presidencialismo que hacía que las monarquías y los imperios parecieran democracias.

Las masacres, como la del 2 de octubre, en la cual un presidente, feo como pocos, por creer que un grupo de estudiantes quería derrocarlo, cuando lo único que estos jóvenes deseaban era mejorar las condiciones educativas y sociales del país.

La Guerra Sucia, no la panista que se llevaba a cabo en los medios de comunicación masivos o mediantes calumnias o campañas de desprestigio. No. La Guerra Sucia del PRI fue a balazos, fue violenta, represora y atroz.

‘El Halconazo’, los desaparecidos. Los sangrientos años 70 en México.

Crisis económica.

‘El Negro’ Durazo.

Crisis económica.

El fraude electoral de 1988, y sus frutos: Carlos Salinas de Gortari, las privatizaciones, el consolidación de la oligarquía mexicana.

El hermano de Salinas.

El Chupacabras, La Paca, entre otras mentiras absurdas.

El asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Crisis económica.

El neoliberalismo.

El Tratado de Libre Comercio.

La rebelión zapatista.

La mentira de la transición democrática, de la incipiente democracia.

El PRI de hoy:

La represión de Ulises Ruiz. La muerte, la injusticia, la dolencia en Oaxaca

La opresión en San Salvador Atenco, las violaciones a mujeres, la violencia, los presos políticos. Y Peña Nieto siempre tan bien peinado.

El saqueo, el peculado, el tráfico de influencias, el enriquecimiento ilícito, de Montiel. La mal habida fortuna del ladrón Arturo Montiel.

Los feminicidios, los secuestros, los robos de automóviles en Edomex.

La complicidad, la protección de pederastas, el autoritarismo y la impunidad de Mario Marín.

Las trampas de Madrazo en un maratón y en todo, ayer y hoy.

La deuda de Coahuila provocada por la incompetencia, la corrupción de Humberto Moreira, presidente del PRI.

Las inundaciones en el estado de México.

Rodrigo Medina y la inminente debacle de Nuevo León.

El PRI de mañana:
Será lo mismo, o, quizá, incluso peor.

No olvidemos. Tengamos memoria.

A crear conciencia.

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