Las "decisiones" que toman los que se sienten dueños de México son aberrantes.
No es posible que sigan acabando con la gallina de los huevos de oro. Una industria Nacional que aporta el 40 por ciento del presupuesto, ahora invierte el escaso capital que le queda en una empresa extranjera para convertirse en cola de ratón, pudiendo ser cabeza de león si construye las refinerías que evitarían la compra de gasolinas caras y deja de vender petróleo crudo.
Yo no creo en la ingenuidad de los que manejan nuestras instituciones.
¿De verdad creen que es más rentable recibir pírricas ganancias de una empresa extranjera que producir aquí mismo las gasolinas y los productos petroquímicos que necesitamos?
Claro que no. Lo que sucede es que tienen una visión muy corta y muy antipatriótica. Ellos quieren su "comisión" y rápido, antes de dejar los cargos que inmerecidamente tienen.
Pero también es de suponer que las decisiones aberrantes que toman nuestros disfuncionarios vienen de nuestros queridos vecinos del norte, a quienes no les conviene por ningún motivo que México sea autosuficiente en materia energética, y alimenticia.
En pocas palabras, Estados Unidos no quiere que dejemos de comprarles jugo de naranja caro, que elaboran con las naranjas baratas que les vendemos.
Hay quienes defienden la postura de que otros países, como Brasil y Noruega, sí hacen asociaciones con empresas extranjeras. Lo que pasa con México es que las cosas se hacen mal, a la carrera y sin pensar en los pros y los contras.
Si nos son enchiladas. Se trata de una inversión DOS MIL MILLONES DE DÓLARES que estarán regulados por instancias internacionales y no nacionales. En pocas palabras, ¿a quién le reclamo compadre?
Ya sea por decisión del todo poderoso director de PEMEX, o por obedecer la línea de Washington, la inversión que acaba de hacerse en la empresa extranjera Repsol es un insulto para el pueblo pobre de México.
Vamos por el cambio verdadero en 2012 con Andrés Manuel López Obrador.
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