domingo, 4 de septiembre de 2011

TRASCENDIO


Que el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal, solicitó infructuosamente una cita con el presidente Felipe Calderón. Ante la negativa de Los Pinos, el edil fue recibido este sábado por el secretario de Gobernación, Francisco Blake.

¿Habrán hablado de casinos… o de quesos?

Que son más los diputados del PAN que preferirían que, una vez que se marche Josefina Vázquez Mota, el nuevo coordinador de la fracción sea el jalisciense, y alguna vez calderonista de cepa, Francisco Ramírez Acuña.

La idea de que Roberto Gil, secretario particular del presidente Calderón, regrese a San Lázaro a coordinarlos es menos vigorosa de lo que se supone en el papel.

Es más, Gil ni siquiera irá a San Lázaro.

Que después de su diferida fiesta-destape de cumpleaños, algunos repararon que la inminente salida de José Ángel Córdova para buscar la candidatura y el gobierno de Guanajuato significará apenas la segunda vez que un secretario de Salud no concluya un sexenio desde ¡1982!

Sólo Juan Ramón de la Fuente en 1999 abandonó el cargo para irse a la Rectoría de la UNAM. De ahí en fuera, los doctores Guillermo Soberón, Jesús Kumate y Julio Frenk estuvieron de principio a fin, convirtiendo a Salud en la secretaría con menos rotación de todas, excepto Defensa Nacional y Marina.

¿De ese tamaño es el valor del gobierno de Guanajuato?

Que las negociaciones entre el gobierno federal y el Sindicato Mexicano de Electricistas para levantar su campamento del Zócalo de la Ciudad de México entraron en un impasse.

Las autoridades capitalinas insisten en que sólo están jugando un papel de mediación entre las huestes de Martín Esparza y la Secretaría de Gobernación para que se retiren las casas de campaña de la plancha del Zócalo, y permitir así el festejo del Grito de Independencia y, al día siguiente, el desfile militar.

Que el senador Carlos Navarrete ha dejado plantada a la prensa al menos tres veces en el último mes.

La informalidad del precandidato perredista a la Jefatura de Gobierno del DF no es premeditada, sino que obedece a que el equipo que le ayuda a invitar a los medios se equivoca reiteradamente en las direcciones de los actos a los que convoca Navarrete.

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