OJO POR OJOÁlvaro Cueva
Si por algo se caracterizan los medios como Twitter es que le dan la oportunidad a cualquier persona de decir lo que quiera. A partir de esto ya no. Y mientras que millones de mexicanos seguimos esperando cárcel para los responsables de enemil delitos, a estos dos pobres cibernautas ya los refundieron tras las rejas.
Ilustración: Mario Fuantos
Alerta roja: a todo el horror que usted y yo padecemos en diferentes puntos de este país, súmele los numerazos de Felipe Calderón y que ya tenemos a dos twitteros encarcelados.
¿Nos vamos a quedar con los brazos cruzados? ¿Nos vamos a conformar con unirnos en “cadenas de amor”?
No sé cuál sea su caso, pero yo estoy verdaderamente molesto. Comencemos con los numerazos de Calderón.
¿A qué me refiero con esto? Entre muchas otras cosas, a la participación de nuestro presidente en el programa The royal tour y a su “Mensaje con motivo” del viernes pasado.
Seguramente usted lo sabe, Felipe Calderón va a salir en un capítulo de un programa de la televisión pública de Estados Unidos (PBS), que se hace muy de vez en cuando, en donde los presidentes de países como Jamaica y Perú muestran lo mejor de sus respectivas naciones en materia de turismo.
Esto significa que al señor Calderón lo vamos a ver trepando a la Pirámide del Sol, buceando en cenotes, deslizándose por una tirolesa, remando en un bote y divirtiéndose de los lindo mientras le muestra al conductor de esa emisión que México es un paraíso.
Independientemente de lo chistoso que puede ser ver a un hombre con las características físicas de don Felipe haciendo estas actividades, ¿cuál es el problema aquí?
Uno, que no deja de ser irritante que nuestro Presidente se tome tiempo para esto mientras hay balazos en muchos estados.
¿Quién estaba haciendo su chamba mientras se paseaba? ¿Qué hubiera pasado si se hubiera presentado una emergencia durante las grabaciones?
Dos, no creo que sea correcto que el presidente de un país en guerra exponga su salud colgándose de una tirolesa o parándose en el filo de una pirámide.
¿Qué tal si algún criminal aprovecha y atenta contra su vida? ¿Qué hubiera pasado si hubiera ocurrido algún accidente? ¿A usted no se le hace una irresponsabilidad?
Tres, ¿qué necesidad tiene Felipe Calderón de protagonizar semejante espectáculo?
Qué lindos los señores de PBS que pensaron en nosotros para hacer lo mismo que han hecho en otras partes del planeta, pero nuestro contexto es distinto.
Si para la gente de Nueva Zelanda es muy simpático ver a su primer ministro de guía de turistas, por no decir de edecán, ¡felicidades!, gócenlo.
Para nosotros es decadente. ¿Cómo quiere Felipe Calderón que la gente lo respete después de verlo perdiendo el estilo?
¿Cómo espera nuestro Presidente que el crimen organizado le tenga miedo después de verlo batallar hasta para agarrar un remo?
¡Y luego lo del viernes en el Museo de Antropología! ¿Pues no que ya se había acabado el día del informe?
¿Podemos tomar en serio un “Mensaje con motivo” realizado desde un museo, sin el debate de nadie y con el respaldo de varios de los medios que se negaron a interrumpir su programación para reportar, no se diga para cubrir en vivo, noticias tan importantes como la del casino Royale?
¿Cómo debemos tomar esto? ¿Cómo lo deben tomar diputados y senadores?
Está de pensarse y más por el contraste con los twitteros encarcelados en Veracruz.
¿Qué pasó aquí? Dos personas difundieron rumores por Twitter y en cuestión de días ya les dictaron auto de formal prisión. Se les acusa de “trastornar la vida social, económica y educativa del estado de Veracruz”.
¿Cuál es la bronca? Que esto no es un acto de justicia, es una amenaza para todo aquel que se quiera expresar por las redes sociales.
Si por algo se caracterizan los medios como Twitter es que le dan la oportunidad a cualquier persona de decir lo que quiera. ¡Lo que quiera!
A partir de esto ya no. Y mientras que millones de mexicanos seguimos esperando cárcel para los responsables de enemil delitos, a estos dos pobres cibernautas ya los refundieron tras las rejas y no por dos días, ¡por años!
¿Sí se da cuenta de la arbitrariedad que tenemos enfrente, de lo que esto significa a un año de las elecciones presidenciales y de lo que esto representa a nivel nacional e internacional para internet?
¿Puede haber argumentos más hipócritas que esos de “trastornar la vida social, económica y educativa”? Si fuera así, muchos empresarios, productores y comunicadores profesionales llevarían media vida en el reclusorio.
Aquí está pasando algo, tiene que ver con el control de los contenidos, con propaganda. No se me distraiga
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