miércoles, 9 de noviembre de 2011

Hay seres que cuando se van se quedan para siempre-- POLIMNIA ROMANA

Por su quehacer en el mundo, hay seres que cuando se van se quedan para siempre, y nos dejan, por fortuna, una ventana para asomarnos a lo esencial del hombre. Es el caso de los humanistas, de los artistas, de los intelectuales o de los hombres y las mujeres que a través de su vida sencilla y su sabiduría natural iluminan el camino hacia la libertad.

La muerte de Tomás Segovia es una pérdida dolorosa, sin duda, pero su legado es una forma de quedarse entre nosotros para siempre.

Tras el exilio español que llegó al México de Cárdenas, tuvimos la oportunidad de entender el sentido republicano español, que nunca olvidaron los que lucharon por él y que dejaron plasmado en sus obras artísticas, con las que nos enriquecieron y por las que serán recordados.

En la nota publicada en La Jornada, a cargo de Fabiola Palapa, Carlos Paul y Reyes Martínez, por la muerte de Tomás Segovia, hay un párrafo que me gustó mucho, dice así:

“El poeta señaló en una ocasión que la sorpresa de la vejez fue la libertad: los achaques de la vejez los preveo. Sé que luego voy a ser sordo, con dificultades para caminar, dolores de lumbago, pero lo que nunca preví fue la libertad que iba a sentir con la vejez. A esta edad ya no tengo que demostrar nada. Estoy en paz con la vida. Esa es la libertad”.

Cuánta razón en sus palabras. Estar en paz con la vida nos da libertad.

Pienso que no es necesario llegar a viejo para encontrar la libertad, porque se es libre si se está en paz con la vida, es decir, si no se cargan culpas ni remordimientos.

Es cierto que podemos cometer errores que dañan sin querer a los demás, pero una cosa es equivocarse por inexperiencia y otra muy distinta es actuar con alevosía para dañar a quien consideramos un estorbo para alcanzar un fin personal.

La descomposición social que vivimos es producto de la mentalidad que nos han vendido a través de los medios masivos de comunicación, en la que lo más importante es la acumulación de bienes y el egoísmo disfrazado de ÉXITO PERSONAL.

Por eso es importante detenernos a reflexionar en el camino equivocado que ha seguido México al dejar de apoyar el arte y la cultura, y desaparecer de los programas educativos materias tan importantes como la filosofía.

Necesitamos recuperar la vida espiritual y abandonar la idea de que vale más el que más tiene y no el que es capaz de tender la mano para ayudar al Otro. Sólo de esa manera podremos alcanzar la paz interior y por añadidura la verdadera libertad. Sólo de esa manera podremos trascender y ser recordados después de muertos.

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