La columna que este domingo publica, en El Universal, Jorge Zepeda Patterson, AMLO y Josefina: batalla frontal por el segundo, es muy interesante. Estoy de acuerdo en parte de lo que dice.
Para Zepeda, el PAN y la izquierda deben olvidarse de Enrique Peña Nieto y del PRI por un rato pues la verdadera batalla en los próximos tres meses se dará entre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota. La disputa entre el izquierdista y la panista definirá el resultado de las próximas presidenciales.
El columnista citado piensa que el triunfo o la derrota de Peña Nieto dependerá de la manera en que se resuelva la confrontación entre AMLO y Vázquez Mota. Dice Zepeda Patterson que si Josefina y AMLO terminan aproximadamente con los mismos números, Peña Nieto ganará las presidenciales. Estoy de acuerdo.
Por otra parte, Zepeda argumenta que las cosas se le complicarían al PRI “si para abril la distancia es mayor a 10 puntos porcentuales entre Andrés Manuel y Josefina”, lo que desencadenaría el efecto del ‘voto útil’, que en el 2000 llevó al PRI a la derrota.
Así, concluye el columnista, “aunque el enemigo a vencer el 1 de julio se llame Peña Nieto, tanto López Obrador como Vázquez Mota saben que no tienen ninguna posibilidad si antes no logran conquistar una significativa ventaja sobre el otro”.
Hasta ahí el análisis de Jorge Zepeda Patterson.
Creo que es cierto que, si durante toda la campaña permanecen más o menos empatados Vázquez Mota y López Obrador, el ganador será Peña Nieto.
Pero no estoy de acuerdo en que, necesariamente, se dará en 2012 el fenómeno del “voto útil” que en el 2000 llevó a Vicente Fox al poder.
En el 2000, cuando el candidato perredista Cuauhtémoc Cárdenas se quedó sin posibilidades de triunfo, muchos de sus seguidores, hambrientos de “cambio”, decidieron votar por el PAN para echar, luego de décadas de estar en el poder, al PRI de Los Pinos.
Después de 12 años de gobiernos panistas, que han sido tan malos como los del PRI, no está claro para los electores que simpatizan con la izquierda que, si su candidato se cayera en las preferencias, lo mejor que podrían hacer sería votar por el PAN, el partido que en 2006 le robó a esa izquierda la Presidencia.
Sin duda habría votantes de izquierda, en el caso de que AMLO se quedara sin posibilidades, que harían cualquier cosa para evitar el regreso del PRI, hasta votar por el PAN. Pero creo que la mayoría de la gente que está con López Obrador, si este estuviera en tercer lugar, confiaría en su candidato hasta el final o, en el extremo, anularía sus sufragios sin importarle ninguna otra consideración.
Veo más fácil que los panistas se acerquen a López Obrador que los izquierdistas a Vázquez Mota. El “voto útil” tendrá mayores probabilidades de manifestarse si Vázquez Mota es la que está en tercer lugar. El antipriísmo de los electores del PAN los haría preferir a AMLO en el caso de que su candidata se desplomara, particularmente por esfuerzo que ha invertido Andrés Manuel al acercarse a empresarios de todo el país.
En resumidas cuentas, el segundo lugar a Josefina le serviría muy poco en caso de que Andrés Manuel se ubicara en un lejano tercer sitio, ya que los electores de este permanecerían al lado de su candidato, aunque la victoria fuera improbable, o bien anularían sus votos.
Es Andrés Manuel el que se beneficiaría del “voto útil” si Josefina se fuera al tercer lugar.
¿Qué está haciendo Josefina para quedar ahora mismo en segundo lugar? Ignorar a AMLO y cuestionar a Peña Nieto. Más o menos le ha funcionado porque cuenta con el apoyo de casi todos los medios y de todos los encuestadores.
¿Qué está haciendo Andrés Manuel para permanecer en segundo lugar? Criticar mucho a Peña Nieto y poco a Josefina. Es una estrategia que no le ha funcionado del todo a López Obrador, ya que el PRI hace años pagó el costo de ser el partido del acarreo, la corrupción y el despilfarro.
Insistir en los defectos del PRI, que todo mexicano conoce, no le quitará votantes a Peña Nieto. Los ciudadanos que en cada elección prefieren al priísmo, que son bastantes, lo hacen perfectamente conscientes de lo que esa opción política representa.
Pienso que Andrés Manuel debería reforzar lo bueno que ha hecho, sobre todo seguir reuniéndose con empresarios, pero corrigiendo lo que no ha dado resultados:
1.- El discurso amoroso no ha funcionado. AMLO debe olvidarlo.
2.- Como bien dice Zepeda, el enemigo de AMLO estos tres meses no es Peña Nieto, sino Vázquez Mota. Dice el filosofo de Güemez que si dos perros persiguen a un conejo y el de adelante no lo alcanza, el de atrás menos. Por lo tanto, López Obrador debe concentrar su discurso crítico en la panista y en todo lo malo que el PAN representa y que sus electores no han terminado de ver.
3.- AMLO tiene que romper formalmente el pacto de amor y paz que, en 2011, hizo con Televisa. Esta empresa ya le juega chueco y se le debe cuestionar.
4.- Es muy bueno que Andrés Manuel se junte con empresarios en todas las ciudades de México. Es muy malo que su principal contacto con los hombres y las mujeres de negocios sea un empresario desprestigiadísimo, Alfonso Romo, acusado por su propia familia y que, con manejos extraños, privó a dos periodistas ejemplares de millones de dólares que les habrían tocado si se les hubiera respetado la propiedad de una compañía de radio, entre otras conductas irregulares.
5.- López Obrador tiene que ser prudente con los anuncios que ha hecho de su gabinete. Se expone y expone a las personas que ha nombrado. Si hay inteligencia, perversidad y recursos en el PRI y en el PAN, y creo que abundan, ya deben estar investigando a las personas que AMLO ha propuesto. ¿Está seguro Andrés Manuel de que se trata de gente absolutamente limpia? No es raro, ocurre en todos los países, que cuando los gobiernos arrancan el presidente tenga que despedir a un recién nombrado integrante de su gabinete porque no estaba titulado, había participado en una estafa o por líos de faldas. Es costoso, pero no mortal, para un gobierno despedir colaboradores a la semana de haberlos nombrado. En campaña eso sería un desastre. Así, AMLO debe precisar que ya nombró a su equipo, pero que lo someterá a pruebas de confianza para ver si los mantiene a todos o no. Meter las manos al fuego por tanta gente no es recomendable.
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