La intervención venenosa de Felipe Calderón en el proceso electoral, con pancartas de falsa estadística a favor de su candidata, Josefina Vázquez Mota, quiso ser convertida en carta de buena conducta pinolera a partir de un manejo declarativo tramposo con el que el infractor consuetudinario pretende construirse una estatua propagandística de demócrata comprometido y hombre de leyes, cuando sus antecedentes y conducta actual indican de manera persistente todo lo contrario.
El golpe dado por el jefe de campaña del PAN ante consejeros de Banamex tiene el tufo de la marca depredadora de Antonio Solá, el propagandista asignado a Vázquez Mota, y reinstaló de manera inmediata en el accidentado escenario electoral el fantasma de la injerencia descarada del poder federal para distorsionar el curso comicial e imponer a un sucesor, miembro de la misma bandería y al costo que fuera.
Sin embargo, a pesar de la gravedad que significa esa intromisión grosera de parte del beneficiario del fraude electoral que mantiene divididos a los mexicanos y al país sumido en la barbarie y la corrupción, no se han escuchado hasta ahora ni disculpas reales del presunto delincuente electoral (referido a 2012, por cuanto PRI y PRD han presentado sendas denuncias ante los órganos institucionales que deben atender esos asuntos) ni una exposición clara y confiable de lo que sucedió en esa reunión con directivos bancarios.
Es indispensable, en aras de reinstalar cuando menos el grado de por sí deficitario de confianza que podría tenerse antes de las famosas encuestas amañadas de Calderón, que éste deje de asumir posturas de continuidad mendaz y reconozca plenamente su error, ofreciendo públicas disculpas precisas y generando mecanismos plurales que ayuden a disolver una parte de la nubosidad ya instalada sobre esos comicios. También es fundamental conocer tanto el video de la reunión con centenares de consejeros de Banamex como los datos correspondientes a la citada encuesta, que no está registrada ante el IFE y de la cual se ignora el origen de los fondos con que fue pagada y el interés público que el gobierno federal podría invocar para justificar ese pago de un servicio para fines partidistas.
Por lo pronto, la carga negativa que ha mostrado Los Pinos ha revivido en tono todavía cuidado el discurso de combate de Andrés Manuel López Obrador. Desde que apareció con su tesis de la República amorosa, el tabasqueño no había acumulado tanto fraseo confrontacional como en estos días recientes. Y no es para menos, pues lo pretendieron desplazar de la contienda entre tres para centrarla en PRI y PAN, conforme a la treta de Calderón y sus personalísimas encuestas. Además, le han tratado de pintar como un contendiente en retirada, deseoso de irse a retumbantes lugares recónditos y atacado por males de salud. Y ahora le han comenzado a retirar propuestas de entrevistas en medios electrónicos a cuenta de un infundado temor de concesionarios de radio y televisión a presuntas sanciones por tener frente a sus cámaras y micrófonos a candidatos, aunque el propio IFE ha sido claro en señalar que tales entrevistas pueden hacerse. Ya se verá si la vaporosidad romántica va cediendo paso a la realidad.
Astillas
Es difícil desligar la orden de aprehensión contra el ex procurador guerrerense Alberto López Rosas del hecho de que él ha sido un persistente y temprano denunciante de lo que la Policía Federal hizo en Ayotzinapa el 12 de diciembre pasado, cuando murieron dos estudiantes normalistas. Fuese por decisión propia o por sesgada instrucción de su timorato jefe, Ángel Aguirre Rivero, que lo dio de baja de la Procuraduría General de Justicia del estado de Guerrero (junto con el titular de la Secretaría de Seguridad Pública en la entidad) para tratar de calmar las turbulencias sociales y políticas derivadas de ese incidente de fuerte resonancia, López Rosas (hijo del polémico Alfredo López Cisneros, conocido como El rey Lopitos, que fue dirigente de pepenadores de basura en Acapulco) se lanzó de frente contra la versión inicial que pretendía eximir de responsabilidades en aquella represión a la Policía Federal. Ahora, cuando pretende incluso ser precandidato a presidente municipal del famoso puerto guerrerense, la PGR ha obtenido de un juez federal una decena de órdenes de aprehensión, entre las que va la del perredista que ya ocupó ese mismo cargo municipal y una diputación federal... El lector Enrique Olivares Almanza reprocha, desde territorio cibernético de la UAM Azcapotzalco: Usted da la impresión de que está a favor de los que buscan el cambio a favor del pueblo (...) pero bajita la mano le tiende el tapete al candidato de los oligarcas y extranjeros, aunque saben que de todas las encuestas hechas, las más increíbles y dudosas son las de las encuestadoras siempre voceadas por los medios de comunicación: Tv, radio y diarios de circulación nacional. Esto lo veo continuamente en sus columnas. Es usted muy servil del sr. Peña Nieto y no hay fundamentos verdaderamente claros y ciertos para creer que es el que va adelante en las encuestas. También critica que aquí se hubiera escrito que el tabasqueño es candidato gracias a una presunta encuesta de opinión de la que no se supo más, pues tales letras astillosas parecerían significar que la postulación se hizo a través de una encuesta amañada y no hubiese llegado de haberse hecho una encuesta honesta con una metodología seria. Le concedo que, efectivamente, el sondeo fue todo un fraude, pero de que sólo así logró AMLO llegar nuevamente a la candidatura es como si usted pensara que nos chupamos el dedo la gente común y corriente. Olivares Almanza dice que el tecleador le da armas a los enemigos de AMLO, que son los enemigos del pueblo, de la gente necesitada, pero cierra su carta aclarando que no soy enemigo de usted, me sorprende su claridad de visión y su amplio espectro de vocabulario y estructura gramatical. No estoy componiendo nada, sólo lo admiro como columnista... ¡Hasta mañana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario