Desde el año pasado se empezó a promover en medios de derecha la mentira de que Andrés Manuel López Obrador está enfermo de diabetes.
El que difundió esa mentira fue Leopoldo Mendívil en una columna publicada el 18 de agosto de 2011 en La Crónica de Hoy, diario señalado por tener línea salinista.
Mendívil alegó falsamente que le dijeron que AMLO tiene diabetes; que por eso tuvo un desvanecimiento en un mitin en Mexicali, Baja California, el 11 de enero de 2009; que tras el mitin se llevaron a AMLO al hospital privado Almater; que lo atendió el director del hospital; y que no se sabe de qué no se sabe de qué nivel es la severidad de la supuesta diabetes de AMLO.
Mendívil nunca se tomó la molestia de verificar esa información con AMLO. Pudo haber llamado a su oficina, o ir directamente a preguntar, pero no lo hizo. Lo publicó como si se tratara de algo cierto sin verificar.
Yo sí llamé al Gobierno Legítimo y pregunté sobre esta versión. Me confirmaron que es falsa y la desmintieron categóricamente.
Para empezar, AMLO no tiene diabetes. Tampoco se desvaneció en Mexicali; se sintió un poco mal por la comida china que comió ese día se le doblaron un poco las piernas. Nadamás. Nunca lo llevaron a un hospital.
De esto hay miles de testigos que fueron al mitin que lo pueden corroborar.
Mendívil alegó que a él le "entregaron" las mentiras que publicó en su columna, sin identificar la fuente. Yo dije que la fuente pudo haber sido Manuel Camacho Solís, quien ese entonces buscaba que Marcelo Ebrard, y no AMLO, fuera el candidato del PRD a la presidencia. Mendívil ahí sí se tomó la molestia de verificar la información para negar que Camacho hubiera sido su fuente.
Ahora bien; Mendívil alegó que “si existe una aclaración que niegue fehacientemente lo aquí informado, con gusto será publicada.” Es decir, según la lógica de Mendívil, quien tendría la obligación de aclarar un chisme sin fundamento es AMLO. La realidad es que cualquiera que se diga periodista tiene la obligación de confirmar lo que publica. El que acusa tiene la obligación de demostrar, no al revés. El acusado de un chisme no tiene la obligación de desmentir.
La respuesta que publiqué a la columna de Mendívil en ese entonces al parecer le dolió mucho, ya que me respondió supuestamente dirigiéndose a otro columnista de derecha.
En su respuesta, Mendívil alegó, a grosso modo, que como AMLO no le había desmentido nada, entonces era cierto. Pero eso es una falacia. Quiere decir entones que si alguien dice que de acuerdo con una fuente anónima Mendívil es narco, si Mendívil no lo desmiente entonces es cierto.
Pero no; nadie es narco nadamás porque lo dice una fuente anónima sin presentar evidencias de que sea el caso.
El asunto quedó hasta ahí, aunque los panistas lo usaron como guerra sucia para atacar a AMLO.
Ahora nos enteramos de que Maxine Woodside dijo que uno de los 4 aspirantes a la presidencia tiene diabetes y le está fallando un riñón, pero no quiso identificarlo por nombre. Que "se le salió" a un doctor durante unos tequilas. Pues le puedo decir a Maxine Woodside que descarte a AMLO, ya que él no tiene diabetes.
Lo de Woodside lo publicó —de muy mala leche, a mi parecer, puesto que el asunto ya era trillado— el columnista de Excelsior Francisco Garfias el 22 de febrero de 2011, alegando que Ricardo Monreal no lo había desmentido.
Pero Monreal sí lo desmintió. Lo hizo el 23 de febrero en conferencia de prensa, señalando que AMLO goza de "cabal salud."
Ahora bien; de acuerdo con el periodista Rafael Loret de Mola, el que sí está enfermo es Enrique Peña Nieto, ya que, dice, tiene cáncer de próstata. Loret lo ha dicho publicamente y en entrevistas. Sus fuentes, dijo, son priistas.
El PRI se apresutó a negar la versión, pero Loret de Mola no se desdice.
¿Quién está enfermo entonces? Pregúntenle al proctólogo de Peña Nieto.
Por eso mejor AMLO 2012.
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