El gobierno panista de Emilio González Márquez mantiene un cerco informativo en el Estado de Jalisco.
La criminalidad en la entidad ha alcanzado niveles alarmantes. Un promedio de diez secuestros diarios en Guadalajara.
Se sabe de grupos delictivos diseminados en el interior que se dice han llegado de fuera. Se ignora si de Michoacán si de Zacatecas si de Sinaloa.
En vías interestatales del sur, pulula una banda con acento caribeño quizá venezolano, que asalta de noche secuestra para exigir rescate o mata.
En este momento que escribo, no se sabe aún el paradero de un joven y varias personas más, que en las últimas dos semanas fueron levantadas o privadas de su libertad en carreteras que se desprenden de la federal de cuatro carriles a Manzanillo y que se dirigen a poblados de la zona sur serrana.
Ayer, de fuente confiable, nos enteramos que la situación es especialmente grave en los alrededores del pueblo de San Gabriel, si, el mismo donde nació Juan Pérez Rulfo la estrella fugaz de nuestra literatura, donde los habitantes están siendo despojados de predios, de negocios, amenazados de muerte,
La noticia es que el temor e impotencia reconocida ocasionó que el cuartel de la policía se vaciara.
Se fueron. Se refugiaron. No los culpo.
Nada de esto ha sido reportado por la prensa. Se desconoce qué medidas se están tomando para detener esta violencia tapada por orden del gobernador, a quién le “vale madre o una chingada” y sólo insiste en velar, en mantener la (decadente) imagen de su piadoso partido en año electoral ya que el betún del “México ganador” confeccionado para los juegos panamericanos rápido se le derritió.
A los que concierne esta región salgan con gran alerta y precaución.
Así nos deja México el Partido Acción Nacional. Sálvese quien pueda.
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