Alguien que amo profundamente, me contó una historia:
“Verás, hija mía –dijo- te contaré una vieja historia acerca de la maldad intrínseca en el alma humana, que utiliza la lengua como sofisticada arma para eliminar a sus enemigos. Hoy en día, la muerte civil es mucho más efectiva que la muerte física. Escucha y aprende:
Existió una mujer que mortificada al extremo, fue a confesarse a la Iglesia. Su conciencia estaba intranquila, porque había inventado un chisme a su vecina, por la envidia que le provocaba la felicidad y prosperidad en la casa de ésta.
“Es infiel, no cuida a sus hijos y cuando puede, habla mal de todos sus parientes”.
Increíblemente, muchas personas no solamente creyeron, sino que avalaron esta versión. El resultado fue que el marido y los parientes le dieron la espalda a la vecina. De la noche a la mañana perdió su casa, su familia, su vida.
La chismosa le dijo al padre que había visto al objeto de su envidia pidiendo limosna en la calle y que esta visión había hecho que su conciencia estuviera intranquila y como era muy religiosa, creía firmemente que iría al infierno por su maldad. Sin embargo conocía la misericordia de Dios y sabía que la confesión la absolvería de toda culpa.
Horrorizado, el padre escuchó a la malvada, hasta que ésta finalizó su relato diciendo: “Bueno, padre, ahora que ya le dije lo que hice, dígame por favor cuántos padres nuestros y cuántas ave María debo rezar para ser perdonada”
Indignado ante tanta ignominia, el sabio sacerdote le dijo a la mujer: “un momentito, hija mía, un momentito. No tan rápido. Antes de eso, busca una gallina, quítale todas las plumas, guárdalas en una bolsa y tráelas a mi presencia. Asegúrate de que no quede una pluma sin guardar”
La mujer pensó que el padre estaba loco, sin embargo aceptó el encargo. Una vez con la bolsa llena de plumas, llegó a exigir al sacerdote: “¿ya, padrecito, ora si? Ya deme la absolución”
“Claro que sí, hija mía –contestó el Padre- pero antes….esperarás que haya un fuerte viento e irás al cerro más alto de por aquí. En ese momento, esparcirás todas las plumas de la bolsa y cuando estés completamente segura que todas han volado para diferentes lugares dirigidas por el viento, deberás ir recogiendo una por una, hasta que hayas completado todas”
La mujer todavía respingó: “¿está usted loco, Padre? Eso es imposible ¿cómo voy a recoger todas las plumas? ¿cómo voy a saber yo a dónde fueron a parar?”
“Eso precisamente es lo que tú hiciste, malvada mujer. Tu lengua viperina soltó un rumor y tú misma deseaste la perdición de tu vecina. Lo que te trae a la casa de Dios, no es el arrepentimiento, sino tu propia salvación y por ello será ante Dios tu rendición de cuentas. Prepara tu alma, mujer chismosa y malvada. Sin la totalidad de las plumas, no obtendrás el perdón que salvará tu alma”
Una vez lanzado un rumor, que es la forma elegante de llamar al chisme, no hay manera alguna de saber el alcance que tendrá. Los pasquineros lo saben y los infames que viven al amparo de la corrupción, también.
Si en realidad queremos un México mejor, lo ideal sería ignorar esta forma de agravio público, porque no aporta nada: si usted es fiel seguidor del PAN, no lo va a creer, si está en contra de las políticas de gobierno, seguramente pensará “¡con razón!” y si no pertenece a ninguna de estas dos posturas, sembrará la duda en usted...Para el México que queremos construir, la descalificación ad hominem rebaja el debate político, lo ensucia y lo restringe a meros señalamientos sin fundamento
El ciudadano mexicano debe elevar el nivel de la política en México, ya que la mayoría de los políticos se empeñan en legislar y hacer política desde las cloacas y los arrabales
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