Ahora resulta que Josefina es algo así como una villana de telenovela a la que le da vergüenza mostrar a una de sus hijas, y que estar obeso, en la capital mundial de la obesidad, es algo como para esconder la cara.
Ilustración: Mario Fuantos
Más se tardó Josefina Vázquez Mota en convertirse en la precandidata del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República que sus peores enemigos en hacerla garras en internet.
¿Por qué es importante hablar de esto? Por la importancia de la persona de la que estamos hablando, por lo que significa para el proceso electoral y por sus implicaciones.
Josefina Vázquez Mota ya pasó a la historia. Es la primera mujer con verdaderas posibilidades de llegar a Los Pinos y no, no viene de la izquierda, famosa por su respeto a las mujeres, viene del partido más conservador de nuestra patria.
¿Sabe usted lo que esto significa? ¿Ya se puso a pensar en lo difícil que debió haber sido para esta señora llegar hasta donde llegó?
Su vida debe ser un infierno. Estamos hablando de México, país de machos. Del PAN, partido donde ser mujer es ser parte del “viejerío”. Y de una sociedad donde las primeras enemigas de las mujeres son las mismas mujeres.
Qué tan poderosa no habrá sido la victoria de doña Josefina en Acción Nacional que hasta Andrés Manuel López Obrador le dio en la torre a su mensaje “amoroso” al echársele encima por el simple hecho de ser mujer.
Bueno, el caso es que la nota del domingo pasado fue que la señora Vázquez Mota ganó, que ganó limpia, que ganó bien.
Por supuesto, no hay periodista que, en ese momento y en los días que siguieron, no hubiera querido entrevistarla o fotografiarla.
La revista Quién, especializada en sociales, tomó la delantera y la sacó en portada con la mayor parte de su familia.
¿Por qué le digo que con la mayor parte de su familia? Porque, al parecer, faltó una de sus hijas.
Hasta aquí ya teníamos varios pretextos para el odio. Primero, que la revista Quién le hubiera ganado a tantas y tantas publicaciones que hubieran dado lo que fuera por una portada así.
Segundo, que la precandidata del PAN se hubiera atrevido a hacer lo mismo que han hecho otras figuras políticas famosas en el universo de la prensa rosa, como Enrique Peña Nieto.
Y tercero, que Josefina Vázquez Mota se hubiera tomado esa foto y no sus otrora adversarios Ernesto Cordero y Santiago Creel.
¿Y qué fue lo que pasó? Que una mano “amiga” comenzó a hacer ruido en las redes sociales con un video donde, de la manera más obvia, barata y descarada del mundo, acusa a la señora Vázquez Mota de estar ocultando a esa muchacha que no salió en la foto… ¡por gorda!
El problema no es que se haya hecho ese video. Todos los días, en internet, se producen contenidos iguales o peores.
El problema es que los cibernautas hayan caído en la trampa, que hayan convertido ese ejercicio de manipulación en un éxito y que se hayan prestado para desprestigiar a la candidata del PAN a partir de él.
Ahora resulta que la mujer que cambió la historia de las elecciones en México es algo así como una villana de telenovela básica a la que le da vergüenza mostrar a una de sus hijas, y que estar obeso, en la capital mundial de la obesidad, es algo como para esconder la cara.
¡Y nos quejábamos del fenómeno mediático de las ladies de Polanco”! ¡Y nos quejábamos de la facilidad que tenemos los mexicanos de distraernos con tonterías como El fua!
Aquí ya no estamos hablando de un asunto de color, estamos ante una campaña de desprestigio perfectamente bien orquestada.
Y la tenemos que discutir, como hemos discutido otros asuntos, porque no es la única que nos hemos encontrado, porque no va a ser la última y porque sí podría tener consecuencias electorales.
¿De dónde están saliendo estas campañas? ¿De ciudadanos comunes y corrientes, de personas que trabajan desde algún partido enemigo o, en el caso concreto de la señora Vázquez Mota, del mismísimo PAN?
¿Y qué va a pasar aquí? ¿Nadie va a decir nada? ¿Nadie va a hacer nada como nadie hizo nada con los otros videos que pintan a esta precandidata como borracha, como clasista, como despilfarradora, como acomplejada y como mil cosas peores?
Es una oportunidad de oro tanto para valorar lo que sucede o no sucede en nuestras redes sociales como para que doña Josefina perfeccione su discurso, el manejo de su imagen y el papel de su familia en lo que será la próxima contienda electoral.
El triste caso de la hija gorda de Josefina Vázquez Mota tiene que servir para algo bueno. ¿O usted qué opina?
¡Atrévase a opinar!
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