martes, 14 de febrero de 2012

México SA-- Una de chinos vs. mexicanos-- ¿Infinitamente más bajos?-- Mínima diferencia salarial-- Carlos Fernández-Vega



Calmaos, mexicanos hambrientos, que ya lo dijo el inquilino de Los Pinos: los salarios que obtienen los trabajadores chinos son infinitamente más bajos que los de su contraparte mexicana, de tal suerte que –versión oficial– den gracias al susodicho por los favores recibidos. Según él, en materia de ingreso laboral los habitantes de esta república de discursos están en jauja, si se comparan con los de la tierra de Mao (favor de no cotejar la abismal diferencia salarial entre México y Estados Unidos, principal socio comercial del país, porque sería una pésima muestra de masoquismo y apestaría la bella pieza oratoria del tal Jelipe).

Como siempre, el inquilino de Los Pinos olvidó actualizar los datos que utilizaría en su discurso de ocasión, ayer en Aguascalientes. Si a ello se añade que hasta las empresas chinas vienen a México para aprovechar los bajos salarios que se pagan en esta tierra, entonces deséchese el citado comparativo, por extemporáneo. El hecho es que el entusiasmado Felipe Calderón declaró que cada vez más empresas (extranjeras) especializadas vienen a establecerse a nuestro país, no tanto porque los salarios (internos) sean muy bajos, que ciertamente habrá que mejorarlos, pero en China, por ejemplo, son infinitamente más bajos... que aquí (El Universal).

Algo falló: o el grupo de asesores que, se supone, debe mantener al día la información que utiliza el inquilino de de Los Pinos en sus exhibiciones públicas, como la de ayer, o el propio Jelipe, que a quien le importa un bledo si la realidad coincide o no con sus discursos. Lo anterior, porque de acuerdo con uno de los más reciente informes de la OCDE (de la que nuestro país forma parte desde 1994) advierte que los bajos costos laborales en México siguen siendo uno de los principales atractivos para la inversión extranjera directa. Mientras en México el sueldo promedio de un trabajador manufacturero es de menos de 10 dólares por hora, en España es de 25 y de más de 30 en Inglaterra (La Jornada, Juan Carlos Miranda, 10 de enero de 2012).

Dos semanas después, una de las trasnacionales financieras que mayores utilidades obtienen en el país, el BBVA, celebró que México (en particular) y América Latina (en general) podrían ser los ganadores de la pérdida de competitividad salarial de China (léase aumento de salarios)... La economista jefe para Mercados Emergentes del grupo financiero español, Alicia García-Herrero, refirió que las iniciativas chinas para impulsar su economía vía consumo han provocado disminución en la brecha salarial entre ese país y naciones latinoamericanas, en especial en el último año. Detalló que en 2003 el único país que podía equipararse en salarios a China era Nicaragua, mientras los salarios en México eran cuatro veces superiores, y para 2011 la diferencia se redujo en forma importante, casi comparables. China ha sufrido un aumento de salarios tan brutal que genera enormes oportunidades para México (por los bajos salarios que paga) y la región latina, incluso, en el ámbito manufacturero (Notimex, que no es precisamente una agencia crítica del gobierno en turno).

Seis meses atrás, la Oficina de Estadísticas del Trabajo de Estados Unidos reveló que entre 2003 y 2008 los salarios manufactureros en China aumentaron 120 por ciento, contra 22 por ciento en México, acercándose cada vez más los costos de la mano de obra de ambas naciones. En 2003, el salario manufacturero en México medido en dólares resultaba cuatro veces superior al de China, pero cinco años después esa diferencia bajó a 2.3 veces. De 2009 a la fecha, los salarios de la nación asiática habrían crecido a un ritmo anual superior a 10 por ciento, contra 3-4 por ciento en el caso mexicano, de tal suerte que en el muy corto plazo tales salarios serían equiparables. De allí que el análisis del BBVA –citado líneas arriba– califique de casi comparables los salarios en ambas naciones.

Para rematar, desde el año pasado investigadores universitarios, como en el caso de Huberto Juárez Núñez (Centro de Investigación y Estudios de Postgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla) han revelado que México está ofreciendo ventajas comparativas en salarios bajos incluso más atractivas que China, sobre todo en sectores como los de autopartes, electrodomésticos y electrónica, en los que la mano de obra es la más barata a escala mundial; tiene alta competitividad y además los trabajadores están intimidados por redes de protección sindical que aseguran alta rentabilidad para las trasnacionales. México está ganando la batalla perdiendo, ya que las ventajas mexicanas por los bajos salarios son evidentes y los chinos poco tienen que hacer para desplazarnos en diversos sectores productivos (La Jornada, Patricia Muñoz Ríos).

A su vez, consultoras internacionales privadas consideran que el incremento de los salarios manufactureros en China resta competitividad a sus exportaciones. Este país asiático es uno de los principales competidores de México en su principal mercado de exportación: Estados Unidos. Los mayores costos laborales (en el país asiático) ayudan a explicar parcialmente el crecimiento reciente de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, así como el renovado atractivo que está teniendo el país en materia de inversión extranjera directa (léase menores salarios y bienestar para la mayoría según avanza el tiempo).

Por la información citada –muy reciente, por lo demás– parece que la aseveración del inquilino de Los Pinos forma parte de las gustadas fábulas sexenales, amén de que todo apunta a que el susodicho se quedó varado en 2003, cuando un informe de la Secretaría de Hacienda (en ese entonces a cargo de Francisco Gil Díaz) reveló que la diferencia salarial entre México y China rondaba el 300 por ciento; nueve años después, si mucho, la diferencia se aproxima al 10-14 por ciento.

Entonces, independientemente de que el inquilino de Los Pinos evade rotundamente las causas por las cuales los miserables salarios mexicanos se muevan más lento que una tortuga dormida y que la única ventaja competitiva del país sea a el deplorable nivel de ingreso de la población y la evasión fiscal, ¿dónde quedó aquello de que los salarios de los trabajadores chinos son infinitamente más bajos que los de su contraparte mexicana?

Las rebanadas del pastel

El gobierno de Grecia, la Comunidad Europea y el Fondo Monetario Internacional también quieren que el país helénico sea competitivo, pero resulta que los griegos se niegan, y con toda razón, a pagar el precio de una crisis brutal que no provocaron, mientras los verdaderos responsables de la hecatombe financiera se mantienen en el paraíso y siguen recibiendo carretadas de dinero.

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