sábado, 25 de mayo de 2013

México SA
¿Y el empleo, apá?
¿Poder de compra?
Alimentos y salario
Carlos Fernández-Vega
C
ierto es que en materia laboral, como en tantos otros renglones, la herencia de los dos gobiernos panistas fue brutal, pero transcurridos siete meses de la nueva administración no se registra ni se perfila mejoría alguna. La desocupación se mantiene al alza, la ocupación informal crece, la generación de empleo formal es mínima y el de por sí deteriorado poder adquisitivo del salario se reduce a paso veloz. Nada que ver con el discurso de la solidez y demás filigranas retóricas.
Ayer el Inegi reportó que en abril pasado la tasa oficial de desocupación se incrementó a 5.04 por ciento, cuando un año atrás se ubicó en 4.86 por ciento. Con respecto a marzo de 2013, creció de 5.03 a 5.14 por ciento. La desocupación urbana afecta al 6.42 por ciento de la población económicamente activa y la ocupación informal avanzó 0.7 por ciento. Tamaulipas (6.81 por ciento), Distrito Federal (6.54), estado de México y Tabasco (6.15 en cada caso) encabezan la lista de entidades federativas con mayor desocupación.
En este contexto de deterioro, el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM advierte que en lo que va del año (hasta abril), el poder adquisitivo del salario se desplomó 9.43 por ciento, de tal suerte que el salario mínimo tendría que ser de 189.75 pesos por día para comprar los productos de la canasta alimenticia recomendable (CAR), una canasta básica ponderada para el consumo diario de una familia mexicana conformada por 4 personas (dos adultos y dos jóvenes), definida y construida en su metodología, estructura, ponderación y contenido por el doctor Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.
En su más reciente análisis, recién salido del horno, el CAM subraya que “el nivel de ingreso real para las familias mexicanas se reduce día a día; comprar alimentos de buena calidad es un sueño inalcanzable; con la caída del poder adquisitivo, las familias han cambiado su patrón de consumo, y hoy es completamente normal alimentarse con productos de segunda o tercera calidad. El incremento en los precios devora elaumento al salario mínimo en México. Las familias mexicanas de manera cotidiana han tenido que echar mano del ingenio para conseguir el gasto para el día a día, por lo que han dejado de comprar con la misma frecuencia, cantidad y calidad varios alimentos como carne, leche, huevo y pan, entre otros. Cada vez son menos y de menor calidad los alimentos en la mesa de los hogares mexicanos”.
El CAM plantea lo siguiente: si gobierno y empresarios respetaran lo que, en materia de salario mínimo, especifica la Constitución, ¿cuál debería ser actualmente el monto del salario mínimo? Y tras analizar precios y necesidades de las familias mexicanas, la respuesta que da es que “el salario mínimo diario general al 25 de abril de 2013 requerido para comprar solamente los alimentos nutricionalmente recomendados –que constituyen la CAR– para una familia tendría que ser de 189.75 pesos y no de 64.76, sin considerar gastos en vivienda, salud, transporte, educación, etcétera”.
Y precisa: si en este momento el gobierno decidiera congelar los precios en los alimentos y solamente aumentara el salario mínimo, ¿qué pasaría? Para que el poder adquisitivo recuperara la pérdida de 79.16 por ciento acumulada en 26 años se tendrían que congelar los precios de los productos que comprenden la CAR durante 49 años y aumentar 4 por ciento, año con año, sólo el salario mínimo diario. De esa forma, para el año 2062 el salario mínimo sería de 192.15 pesos y el precio de la CAR debería ser para ese mismo año de 188.99 pesos. En resumen, tendrían que pasar muchas generaciones de trabajadores mexicanos para que, con un salario mínimo y sin incremento en los precios de la CAR, se pudiera recuperar el nivel de compra que el salario tenía en 1987.
Lo fundamental, apunta el CAM, “no tiene qué ver con la suerte que pudiéramos tener con el hecho de quién habita Los Pinos, pues no se trata de colores partidistas y mucho menos algo azaroso (azules, tricolores o amarillos). El problema real consiste en que en México se imponen políticas económicas neoliberales independientemente del partido, y que en el terreno de lo laboral, para el caso de nuestra nación, ha implicado una política de Estado que busca sostener la competencia mundial de la fuerza de trabajo mexicana, ofreciéndola a muy bajos salarios. Podemos afirmar que si la política continúa con la tendencia a los supuestos incrementos al salario mínimo en México, al término de la gestión de Enrique Peña Nieto el salario mínimo no rebasará los 80 pesos”.
Todo un sexenio, subraya, para que el salario ronde los 80 pesos, mientras que en sólo cuatro meses del primer año de gobierno el precio de los alimentos que integran la CAR se incrementaron 17.89 pesos, mayor a los 15 pesos que podría acumular de aumento el salario mínimo a lo largo de los seis del gobierno de Peña Nieto.
De acuerdo con el CAM, en 1987 el salario mínimo diario era de 6.47 pesos; y de 64.76 para 2013. Durante este periodo, el salario mínimo registró una tasa de crecimiento relativo de 900.92 por ciento, es decir, el salario mínimo se incrementó nominalmente en 58.29 pesos durante 26 años, lapso en el que los trabajadores tuvieron que sortear cuatro crisis económicas (1987, 1994, 2000 y 2009). Así, aunque un trabajador hoy recibe más dinero, éste compra mucho menos. “El comportamiento del precio nominal de la CAR durante el mismo periodo (que va del 16 de diciembre de 1987 –fecha en la que dicha canasta tenía un costo de 13.43 pesos– al 25 de abril del 2013 –con un precio de 861.17 pesos–) fue el siguiente: la tasa de crecimiento fue de 6 mil 312.28 por ciento”.
Para el primer trimestre de 2013, los trabajadores con ingreso de cero a un salario mínimo suman 9 millones 901 mil 114, mismos que no pudieron adquirir la CAR, pues les hicieron falta 124.99 pesos por día. Sólo pudieron comprar y consumir diariamente –al 25 de abril– una tercera parte de la dicha canasta.
Las rebanadas del pastel
Y en la tienda de enfrente sigue la fiestaexportadora de capitales: en el primer trimestre de 2013, “ciudadanos mexicanos transfirieron al exterior 20 mil 541.9 millones de dólares, la cifra más alta para un periodo similar desde 2008, de acuerdo con información del Banco de México divulgada ayer. El periodo coincide prácticamente con el inicio de la nueva administración federal. Dicho monto multiplicó por cuatro la inversión extranjera directa –la destinada a actividades productivas– que llegó al país en igual periodo” (La Jornada, Roberto González Amador).

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