lunes, 6 de abril de 2009

LEONARDO CURZIO

Campañas celestiales
06 de abril de 2009

La indignación de los priístas demuestra que los dardos envenenados de Germán Martínez les han costado varios puntos en las encuestas y cuando pretendían pasar la aduana electoral como respetables hombres de Estado, el rijoso dirigente panista les ha recordado su pasado de contrabandistas y las múltiples trapacerías que salpican su biografía institucional.
Por supuesto que algo así calienta y no sorprende que los priístas, reconfortados por el IFE, pidan ahora no volver al estilo de las campañas negras. En este contexto resurge la pregunta tantas veces formulada: ¿cómo debe ser una campaña, agresiva o propositiva?
Es probable que las campañas de los ángeles para ganar el afecto de Dios sigan un modelo deliberativo puro y los argumentos sean consignados objetivamente y de la misma manera en que se mide la superficie de un terreno, se determina quién de ellos es el mejor.
Si tuviesen sustancia humana es probable que los ángeles, además de hechos involucren emociones para manipular los estados de ánimo al Creador. No sabemos cómo se discute en el cielo, pero sí sabemos cómo se hacen campañas aquí y no es cosa que entusiasme, pero las campañas de contraste funcionan. La pregunta es ¿por qué?
La democracia deliberativa es un ideal que supone ciudadanos libres, bien informados, quienes escuchan imparcialmente las propuestas de los distintos aspirantes y finalmente adoptan una decisión. El modelo deliberativo se basa en una superioridad intelectual y ética, pero su debilidad práctica estriba en que concede al ciudadano atributos que raramente se dan en la realidad.
Los ciudadanos tienen, de entrada, una carga valorativa o sesgo ideológico; tienen en general una información fragmentaria sobre la agenda legislativa y una limitada capacidad de conocer a todos los actores y sus biografías. Los ciudadanos se mueven, en una proporción importante, por estados de ánimo o impresiones generales, por eso las campañas negras pueden ser tremendamente eficaces. El modelo deliberativo tiene un doble valor: el racional y el ético.
Es en abstracto mejor elegir con la guía de argumentos racionales de la misma manera como se discute en los congresos de científicos. Lo importante son los hechos y no quién los diga o por qué los diga.
Sin embargo, el debate político no puede prescindir de la personalidad del emisor. En el campo electoral pesa más la personalidad de quien emite un juicio, que el propio juicio.
Un discurso sobre libertad sindical pronunciado por Romero Deschamps no puede prescindir de Romero Deschamps y discutir sus argumentos como si quien los emitiera fuese Néstor de Buen.
La descalificación del personaje adquiere, mal que nos pese, una razón de ser. No puedo, por supuesto, festinar el que se hagan campañas de lodo, pero tampoco puedo negar que funcionan. Es probable que la acusación de Germán Martínez no tenga fundamento, pero interpela a una franja de la población predispuesta a conceder verosimilitud a esta acusación. El PRI ha sido un partido que cobija corruptos y que ha postulado (en Baja California, por ejemplo) a personajes con una trayectoria cuando menos dudosa.
Las campañas negras son eficaces cuando el personaje que es objeto del ataque tiene un pasado que lo inculpa. La democracia electoral propende a campañas de contraste, algunas de ellas tremendamente agresivas, que no apelan a ciudadanos impecables, que cual sinodales de un examen de grado escuchan la argumentación de los examinados para después calificar, sino a ciudadanos cargados de filias y fobias.
Analista político

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