Dos encuestas en la prensa mexicana de este lunes. Ambas sobre quién debe ser el candidato del PRD a la presidencia de México. Una de El Universal, otra de Excélsior. En los dos estudios, si se pregunta, como debe ser, solo a electores de izquierda, Andrés Manuel López Obrador arrasa a Marcelo Ebrard Casaubón. Y en ambos, naturalmente, si se consideran también las preferencia de los ciudadanos que votan por el PRI y el PAN, Ebrard y AMLO están en una especie de empate técnico. Pero este último caso es absolutamente inaceptable por razones más que obvias.
Lo sorprendente es la forma en que tanto El Universal como Excélsior (en este diario el encuestador es Ulises Beltrán, uno de los analistas de cabecera de Carlos Salinas de Gortari) presentan sus resultados: como una clara victoria de Ebrard, cuando evidentemente es todo lo contrario, y ahí están los datos de ambos diarios para probarlo.
El Universal hasta editorializa, es decir, toma partido, lo sería correcto si sus directivos lo expresaran abiertamente, pero presumen de objetivos e imparciales: “Marcelo Ebrard empieza a consolidarse… como el aspirante con más simpatías… Ello empieza a configurar un escenario ante el cual Andrés Manuel López Obrador deberá definir si sigue en pos de su segunda postulación por el sol azteca, o se suma al jefe de gobierno del DF para concretar una postulación que pueda atraer otros apoyos y ser realmente competitiva en el 2012”.
Es una pena que los medios insistan en su guerra sucia contra AMLO, ahora con el tema de las encuestas en las que, ¡de acuerdo a las que los propios medios realizan!, AMLO lleva una amplia ventaja, pero a pesar de eso las presentan, engañando a sus lectores, como si fuera todo lo contrario.
Por eso López Obrador dijo, este lunes en entrevista a La Jornada, que la de las encuestas “es la más reciente manipulación de la clase dominante contra nosotros. Han empezado a decir que no respetaré el resultado del sondeo. Para empezar, en ninguna encuesta aparezco abajo en la pregunta de quién debe ser el candidato de las fuerzas progresistas. Insisto: respetaré el acuerdo y será candidato el mejor ubicado. Pero el tema no es ese, sino que la mafia del poder y sus secuaces no quieren ver mi nombre en las boletas del 2012”.
Y bueno, no estamos ya para andarle dando gusto a la mafia del poder.
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