Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2011, p. 11
El enorme cúmulo de intereses en torno a la elección del candidato presidencial del PRD abrió una tortuosa ruta de negociación entre los dirigentes de las corrientes de ese partido, que impusieron al 13 congreso nacional extraordinario del sol azteca una política de amplias alianzas, que incluye a movimientos de izquierda y de ciudadanos progresistas, sin descartar la introducción de simpatizantes o militan- tes de PAN y PRI.
Esta alianza deberá incorporar a las fuerzas de izquierda; democráticas, ciudadanas y progresistas para enfrentar y dar cabida a los grandes problemas nacionales e impedir la continuidad de las políticas neoliberales.
La división afloró entre los grupos que se disputan, codo a codo, las posiciones de control político y económico del partido. A duras penas Nueva Izquierda (NI), Izquierda Democrática Nacional (IDN) y la oscilante y negociadora Alternativa Democrática Nacional (ADN) redactaron un resolutivo sobre el método de elección del candidato presidencial perredista: una consulta ciudadana abierta mediante la ejecución de varias encuestas (entre los meses de noviembre y diciembre próximos) que permitan conocer las preferencias del electorado sobre los aspirantes.
El documento, sometido a votación por los 905 delegados presentes (de un total de mil 250) sostiene lo siguiente:
En la resolución de la candidatura presidencial, el PRD buscará garantizar la unidad del partido, de las fuerzas democráticas progresistas, ciudadanas y de izquierda en México. Privilegiará el consenso que se articule alrededor del candidato que esté mejor posicionado y tenga mayores posibilidades de triunfo. Que en la convocatoria que emita el Consejo Nacional para la selección del candidato, se garanticen las condiciones de imparcialidad y transparencia, que permita un concurso equitativo de las personalidades que sean registradas en el proceso interno de selección.
Con la venia de los Chuchos, de ADN, Foro Nuevo Sol y el respaldo de un nutrido grupo de integrantes de la corriente que encabezan Dolores Padierna y René Bejarano, el resolutivo fue objeto de severas críticas porque concedería al Consejo Político el papel de árbitro electoral, en caso de un diferendo insalvable entre los candidatos o un empate técnico. Esto es un mensaje muy negativo de Nueva Izquierda para Andrés Manuel López Obrador, porque ellos cuentan con mayoría en ese órgano de decisión y ahí se podría configurar el fraude, reclamó Gilberto Ensástiga.
El texto del resolutivo considera que el Consejo Nacional resolverá mediante la decisión que tomen los consejeros, en los tér- minos estatutarios, la candidatura a la Presidencia de la República, tomando en cuenta los resultados de encuestas abiertas a la ciudadanía y los posibles acuerdos a que lleguen los candidatos.
Sustituir el modelo neoliberal
La ausencia de documentos básicos para conducir el congreso marcó ayer la ruta del cónclave. Sus principales actores, Jesús Zambrano, Dolores Padierna, René Bejarano, Miguel Barbosa y Héctor Bautista negociaron tras bambalinas, mientras la mayoría de los delegados se entretenían resolviendo las erratas en la propuesta de reforma a los estatutos.
El tema que provocó un serio problema y debate en las entrañas del congreso fue la propuesta de una nueva política de alianzas.
Juan N. Guerra, delegado por Sinaloa –y secretario de Agricultura de aquella entidad– presentó una amplia propuesta para generar consensos que modifiquen el pesimista escenario que generó el resultado de los comicios de Nayarit y el estado de México.
Quedo claro que sin una bandera para el cambio y sin las necesarias alianzas ciudadanas y fuerzas interpartidarias se impone la resistencia a toda responsabilidad de cambio. De cara a la elección de 2012 debemos proponer un pacto para la transformación del modelo económico y la sustitución del régimen presidencialista, un régimen que por absoluto es sinónimo de corrupción y de privilegios absolutos, lo que seguramente explica que en México no exista un efectivo estado de derecho.
Al presentar un propuesta de 12 temas para elaborar el proyecto de nación que el PRD presentara próximamente, Juan Guerra propuso mandatar al Consejo Nacional y a los consejos estatales, buscar las más amplias alianzas posibles –que sean ciudadanas, sociales y políticas–, e impulsar con base en éstas la transición democrática del régimen presidencialista hacia uno de corte parlamentario, que incluya la sus- titución del actual modelo económico, por uno de desarrollo con equidad y justicia.
Tal propuesta tuvo eco y el resolutivo que se presentó para ser aprobado contempló las alianzas amplias con todas las fuerzas políticas progresistas, lo que no significa de ninguna forma que nosotros vayamos a respaldar a un candidato de PAN o PRI, sostuvo Jesús Zambrano.
La diputada Esthela Damián, propuso privilegiar el acuerdo porque en estos momentos aciagos para el país no podemos darnos el lujo de menospreciar ningún liderazgo, no podemos caer en divisiones que conduzcan a la ruptura.
Para Alfonso Ramírez Cuéllar el PRD debe volver a sus orígenes predicar con la dignidad democrática y dar la espalda al abuso en el uso del dinero público, porque en el Distrito Federal, los precandidatos están utilizando carretadas de dinero.
Al cierre de la edición, los perredistas aún seguían votando la reforma a sus estatutos, y se esperaba que en el transcurso de la madrugada se debatiera el método de selección del candidato presidencial y la polémica política de alianza.
Ya cansados, los militantes que cruzaban por delante de la mesa principal del congreso nacional pisaban una pancarta que en la mañana había causado encono: Chuchos y ADN: ¿alianza con el PAN para el holocausto mexicano?
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