martes, 9 de agosto de 2011

La guerra de Calderón no disminuyó al narco; lo aumentó-- VÍCTOR HERNÁNDEZ


2011-08-10
El 26 de junio de 2011 el diario Reforma publicó un dato de la PGR y de la SSP que echa abajo todos los alegatos del gobierno federal panista a favor de la guerra contra el narco: el encarcelar o matar capos no está disminutendo al narco, sino que lo está expandiendo.
Y es que pese al arresto o muerte de 21 de los 37 capos más importantes, la influencia del narco ha aumentado desde que Felipe Calderón llegó a Los Pinos.
El Cártel de Sinaloa tenía influencia en 18 estados de la República en 2005. En 2011 tiene influencia en 20.
El Cártel del Golfo tenía influencia en 13 estado, pero al separarse el CGD de los Zetas en 2011, ahora la influencia de los Zetas se expandió a 22 estados, convirtiéndose en el grupo de narcotraficantes que más se ha fortalecido en el sexenio.
La Familia Michoacana, que orignalmente era un grupo local, ahora tiene presencia en 11 estados a pesar de la captura de su principal capo.
De hecho, el 26 de junio de 2011, apenas unos días luego de que se arrestara el principal líder de La Familia, aparecieron 7 cadáveres en el Estado de México con narcomensajes firmados por ese cártel.
La expansión de los Cárteles, continúan los datos de la PGR y SSP, derivó en alzas en secuestros, robo a bancos, homicidios y conflictos penitenciarios.
Entre 2006 y 2010 los secuestros aumentaron 112%; los asaltos bancarios 200% y las ejecuciones pasaron de 2 mil 826 en 2007 a 15 mil 273 en 2010. Además, mientras que en 2007 hubo ejecuciones en 441 municipios, en 2010 las hubo en 837.
Expertos en el tema señalan que al quitar a los líderes del narco, éstos son reemplazados por subordinados acostumbrados a las acciones violentas.
Y de acuerdo con datos de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, en los cárteles mexicanos hay 40 mil capos en posiciones de liderazgo. Es decir, por más que se les elimine, el suministro de capos dificilmente se terminará.
El propio Calderón ha admitido que nisiquiera sabía en lo que se estaba metiendo cuando inició su imbécil guerra contra el narco. Obvio, lo hizo porque lo que realmente buscaba era legitimar su fraude electoral de 2006. El resultado ha sido más violencia, más delitos y más inseguridad.
Hay una manera más sencilla de acabar con el narco: con justicia social. Y el único dispuesto a que la haya es AMLO.
Por eso mejor AMLO 2012.

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