Rastreando un poco la historia personal de Chucho Ortega me encuentro con varias joyas que explican lo que fue y lo que es. Siempre quiso ser panista, no lo aceptaron allí porque venía de la pelusa. En todos los partidos en los que militó siempre quiso ser el tata mandón. Jamás le importaron las formas y los principios. En su estrategia personal, su sueño era estar cerca del PAN. Ha dicho que para evitar que nos gane el partido que nos hizo fraude en el 88, hay que aliarnos con el que nos hizo fraude en el 2006. Para desacreditar a Encinas se atrevió a propagandizar la idea de que Alejandro era un peligro para el PRD. (Jesús Ortega, Wikipedia)
Cuando los chuchos se adueñaron de la Dirección del PRD en el 2008, lo primero que hicieron fue reforzar los puentes que subrepticiamente venían construyendo para reconocer a Calderón. Chucho Ortega quería ser desde entonces, el Patiño de don Felipe y lo logró. Por eso su corriente NI incumplió los acuerdos del IX Congreso Nacional del PRD, y se pasó por el arco del triunfo los Estatutos que establecen tres años como plazos improrrogables para ejercer los puestos de dirección
Como estos señores carecen de escrúpulos políticos y sólo les interesa el dinero y el poder todo esto se lo obviaron. El cambio de los órganos que debió hacerse desde el mes de marzo de este año, simplemente no se ha realizado. Manipularon acuerdos y le impusieron al Consejo Nacional la decisión de hacerlos hasta el mes de noviembre del 2011. Es decir, cuando ya la chuchiza y sus acompañantes en el Consejo Nacional habían decidido la candidatura a la Presidencia de la República, amarrado las cuotas de poder y cuando ya no había ninguna posibilidad de influir positivamente para cambiar el rumbo político y programático de la Izquierda respecto del proceso electoral del 2012. De esa manera los de NI y las demás tribus usufructuantes del poder, se volverían a imponer con sus prácticas, con sus mañas y con su probada proclividad a ser panistas vergonzantes.
Solo que un grupo de miembros del Consejo Nacional, encabezado por el Sen. Carlos Sotelo García, que tampoco canta mal las rancheras, se inconformó ante el TEPJF por la llamada “permanencia indebida” de los dirigentes del Partido y por el “injustificado retraso en su renovación” que exigen los Estatutos. Una vez que la Sra. Carmen Alanís, (chucha de corazón que impuso a Jesús Ortega en la Presidencia del PRD hace cuatro años y maniobró para que Clara Brugada no fuera la candidata a jefa delegacional de Iztapalapa entre otras lindezas) dejó la presidencia del TEPJF la mayoría de los magistrados exigió al PRD la renovación inmediata de todos sus órganos de dirección, nacionales, estatales y municipales y le dio indicaciones de que debe hacerlo a más tardar el 15 de noviembre del año en curso.
De acuerdo con este resolutivo, todas las decisiones que se hayan tomado por acuerdo de las tribus, en un pacto interno de gobernabilidad, son totalmente ilegales, aunque contradictoriamente, el TEPJF autoriza al órgano ilegal, a cumplir con este mandato judicial. De tal manera que al PRD no le queda otra que resolver conforme a derecho dicha renovación, en el entendido de que los que habrán de decidir, carecen de la legalidad necesaria. Por esta razón el Consejo Nacional, reunido el 29 y 30 de agosto decidió acatar el fallo del Tribunal Electoral Federal. Mientras tanto, los chuchos, ya no podrán decidir nada, si no es con la anuencia o complicidad del resto de las tribus. El espacio político que tuvieron indebidamente por cuatro años, se les acabó.
Sin embargo es necesario prever que habrá problemas y resistencias de las tribus. Todo lo habían hecho y acotado para permanecer en la ilegalidad. Hacer las cosas como ahora se indica, les va a costar, por lo menos, trabajo. El Sen. Carlos Sotelo y Dolores Padierna han reconocido que lo acordado por los magistrados es correcto pero difícil de instrumentar. ¿Será que quieren maniobrar para darle a la militancia atole con el dedo para seguir teniendo la sartén por el mango? Las tribus hasta ahora beneficiarias de los recursos económicos, del caos y la debacle política del PRD, quieren seguir pegadas a la ubre, decidiendo al margen de la militancia y engordando sus bolsillos con la detentación ilegal del poder. Por su lado, los miembros del partido y la sociedad exigimos que las “instituciones de interés público” transparenten por lo menos la elección de sus órganos, que el PRD se abra a la gente para hacerlo fuerte y creíble, recupere la autoridad perdida y siente las bases para generar un ambiente de respetabilidad pública. Permitir el gatopardismo otra vez, lo llevaría, de manera irremediable, a convertirse en una caricatura al servicio de los chuchos y de la derecha prianista
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