martes, 14 de febrero de 2012

Calderon cierra filas con el PRI-- POLIMNIA ROMANA

Felipe Calderón está dispuesto a sumar a la larga lista de daños que le ha causado a México y a los mexicanos, el regreso del PRI al poder y cerrar con broche de oro su fallida administración.

Nunca tuvo en mente aplicar la ley y refundir en la cárcel a los gobernadores priístas que no sólo se enriquecieron obscenamente con el dinero del erario, que es dinero de todos los mexicanos, sino que cometieron injusticias contra sus gobernados y provocaron atraso en las entidades que gobiernan y gobernaron.

No lo hizo ni lo hará porque eso implicaría aplicar la ley también a los gobernadores y funcionarios panistas que han hecho exactamente lo mismo que los priistas.

Es una realidad indiscutible que tanto el PRI como el PAN son corresponsables de la crisis económica, social, política y de seguridad que padecemos.

Antes de aceptar el triunfo de la izquierda, Calderón es capaz de declinar a favor del PRI por una sola razón: conservar su impunidad.

Siempre ha sido lo mismo, esos partidos al final se ponen de acuerdo aunque en la lucha electoral pretendan marcar diferencias a través de acusaciones de dientes para afuera.

Existe una Constitución que si se aplicara al pie de la letra traería bienestar al pueblo y enriquecimiento a la nación, por la cantidad de recursos naturales con los que contamos, y que los prianistas han malbaratado al permitir que empresas privadas, nacionales y extranjeras, se apoderen de lo que le pertenece al pueblo.

Al estar en el poder y hacer uso de él, para intentar conservar la Presidencia, el PAN está derrochando dinero para comprar voluntades y votos a través de los medios de comunicación pero olvida que el Movimiento nacional que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha logrado despertar la conciencia de un sector muy importante de la población que no se deja engañar. Olvida también que en 2006 15 millones de mexicanos optaron por el cambio, que la oligarquía no permitió, y que no han cambiado de parecer, al contrario, esas mismas personas integradas en el Movimiento Regeneración Nacional, MORENA, han hecho la tarea de sumar a muchos otros para lograr el cambio que le URGE a México. A esto habrá que agregar a los decepcionados por el baño de sangre que ha provocado Calderón con una guerra que inventó para legitimarse y que, desafortunadamente para todos, se le salió de las manos.

Puede ser que las mentiras repetidas se conviertan en verdades pero, como dijo hace unos días López Obrador con mucha razón, no se puede engañar todo el tiempo a la gente, menos si esa gente sufre por la pobreza, la injusticia y la violación permanente a los derechos humanos elementales.

El único pez gordo que entró a la cárcel fue Raúl Salinas, pero el que iba a acabar con las víboras prietas y las tepocatas pactó su liberación ni más ni menos que con el padrino de Peña Nieto.

Qué coincidencia, también el Chapo logró escabullirse de un penal de alta seguridad en un carrito de ropa sucia sin que nadie se diera cuenta, motivo por el cual tampoco nadie fue responsable de su “fuga”.

El 70 % de los militantes panistas no acudió a las urnas para elegir a su candidato presidencial pero los medios nos atiborraron dos días con la noticia de que Josefina Vázquez Mota arrasó, cuando quien verdaderamente ganó fue la abstención. Con ese antecedente, las “encuestas” ya la colocan por encima de Andrés Manuel López Obrador y pisándole los talones al priísta que no lee ni tiene definido todavía el Proyecto de Nación que va a llevar a cabo, bueno, ni siquiera una frase, un lema de cinco palabras con el que el pueblo lo identifique.

Tristemente se irá mucho dinero en la pelea electoral entre el PRI y el PAN, que según los medios son los que van arriba, dinero que podría utilizarse para sacar a la gente de la pobreza, crear infraestructura, dar educación a todos los jóvenes, invertir en ciencia y tecnología para no depender de empresas extranjeras que vienen a decirnos cómo se hacen las cosas. En fin.

La única salida de Calderón para mantenerse impune es cerrar filas con el PRI, y de esa manera intentar juntos aplazar el cambio que México necesita para transformar la vida pública, reconstruir el tejido social, combatir a fondo la corrupción y la impunidad, y mejorar las condiciones de vida de un pueblo pobre y ofendido por gobiernos ricos e insensibles al dolor humano.

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