Llegó de la gran capital a la selva una querida amiga totalmente despolitizada por causa de la profunda decepción que siente por los gobernantes, --“es un asco todo lo político, son un asco todos los relacionados con esa sed de poder con esa corrupción e impunidad, con ese idealismo demagogo y mediático que se manifiesta siempre en el mismo resultado: el incumplimiento de las promesas de campaña. Yo, anularé mi voto.”
Me recordó una declaración de Clara Brugada a un reportero cuando se respetó el mandato del pueblo, elegida delegada de Iztapalapa, --“…la gente está harta de tener gobiernos que sólo en campaña hablen del pueblo y después ya no quieran ni mirarlo…”--.
Siendo ésta particular huésped, del gremio de los que reniegan del líder tabasqueño pero que no alcanzan a discernir ni a emitir una razón lógica contundente en qué basar su automático rechazo, es relativamente sencillo llevarla al punto de compartir lo que le molesta de AMLO en particular. Pero aborrece aún más a Peña Nieto al que considera el peor pillo, porque entre su padrino Arturo Montiel y él, robaron a su padre unos valiosos terrenos aposentando para su propósito en ellos a familias “paracaidistas” y de Vázquez Mota opina (a quien no hay que llamarle Josefina sino por su apellido Vázquez o quizá “avon llama” como alguien la bautizó, porque lo de “Josefina” es maniobra Solá, tema aparte) porque está incapacitada y no posee autoridad moral por lo que se le amaestra fácilmente aunque viene con esa tendencia en la personalidad, para simular con entonación y pasión que sus “promesas serán cumplidas”.
--“…Al igual que todos los demás políticos asquerosos” aseguró para culminar el tema, “es imposible que concreten las fábulas y propuestas que ofrecen los progresistas. Es falso que vayan a apostar por la autosuficiencia alimentaria a invertir en la educación a bajar el costo de las gasolinas. También lo dicen de boca para afuera pero nunca sucederá. En México no hay remedio y todo va a seguir igual, los jodidos, jodidos. Porque la mayoría piensa como yo, no les interesa ser parte del cochino mundo rastrero y despreciable de lo político. ..”—
--“Pero qué bien lo aguantas --le digo-- ahuyentas la idea de un cambio verdadero de índole político única forma de alternar dirigencia de la nación, permaneciendo en la cómoda protesta verbal, lo que entre los tuyos pareciera una pactada y eternamente quejosa tolerancia colectiva que vive cómodamente, que se convirtió en insensible observador.”—
--“Ah, pero si me matan un hijo voy y los mato yo a ellos”.-- ¿?
--“A tu candidato no lo queremos, continuó, o se defendió, ese cambio no; en México estamos acostumbrados a nuestra paz aunque sea ficticia, a que no vaya a haber una guerra tradicional que nos sacuda las entrañas, porque la guerrita contra el narco de Calderón no sería nada… ”.--
Al liderazgo de izquierda aún no se le ha dado el poder de acción, siempre queda en el aire un factor positivo extra, el beneficio de la duda, que lo excluye de ser un fracaso contabilizado como lo han sido y son las administraciones federales del PRI o del PAN. Esto es una realidad que los detractores del cambio prefieren no atender ni mencionar. Pero hay que encararlos con ello.
Dije por mi lado para finalizar la conversación, que mi opinión era opuesta a la suya, que si continuaban las cosas como estaban, sin iniciar una cuenta nueva que incluya la auténtica reconciliación sin restricciones para ejecutar un nuevo proyecto de nación, podría desencadenar justo lo que supuestamente ella dice temer sin contar que nadie está exento en el país a de que le maten a un hijo.
La verdad es que no hay objeciones para concluir que existiendo la evidencia de una organización y un proyecto socioeconómico desarrollado por expertos para ser escudriñado y avalado por los ciudadanos al que no le hemos dado el beneficio de la duda, deberíamos dársela sin duda alguna.
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