viernes, 3 de febrero de 2012

Crear refinerías en el país no es un capricho, es una emergencia-- POLIMNIA ROMANA

Ningún aspirante a la Presidencia, excepto Andrés Manuel López Obrador, ha propuesto la creación de refinerías para dejar de comprar las gasolinas que consumimos al extranjero, tampoco proponen fortalecer a PEMEX para convertir el petróleo en palanca de desarrollo. Al contrario, abiertamente expresan su intención de abrir al capital privado, nacional y extranjero, funciones que la Constitución marca como exclusivas del Estado.

Precisamente por la falta de refinerías se han gastado en la presente administración 110.7 MIL MILLONES DE DÓLARES en la importación del hidrocarburo. Para darnos una idea, esa cifra equivale a la deuda pública externa.

Datos de la paraestatal, publicados ayer en La Jornada, revelan que la dependencia de combustibles extranjeros se incrementó 98% en sólo cinco años.

El gobierno espurio de Felipe Calderón, con el aval del PRI en el Congreso, ha beneficiado a un limitado grupo de empresas petroleras mientras aumenta mes con mes el precio de las gasolinas para los ciudadanos, con lo que provoca el alza de precios de los productos básicos que tienen que ser transportados.

Trasnacionales como Shell, Exxon, la venezolana Sitgo y Valero, concentran alrededor de 75 por ciento de las compras de gasolinas que se consumen en México, por las que sólo en 2011 se pagaron 29 MIL 403.6 MILLONES DE DÓLARES.

Por eso resulta URGENTE que México empiece cuanto antes a construir las refinerías que propone Andrés Manuel López Obrador, y producir las gasolinas que consumimos para dejar de beneficiar a empresas extranjeras y que esos miles de dólares se destinen a programas sociales que realmente combatan la pobreza y la desigualdad que padecemos.

Desafortunadamente los medios de comunicación no difunden como debieran el riesgo que corremos si no se genera un cambio en el país; si permitimos el continuismo de una política económica liberal que antepone intereses extranjeros al interés nacional.

Sólo por esta razón, y miren que la lista es larga, los mexicanos tenemos la obligación, y el compromiso con las nuevas generaciones, de reflexionar nuestro voto el próximo 1º de julio.

Insisto en que no es la persona sino el proyecto que encabeza lo que va a definir el futuro que nos espera.

Pero la guerra sucia sigue en pie en contra del precandidato de las fuerzas progresistas. Así que lo que nos toca resaltar son las propuestas, el Proyecto y la honestidad de quien puede encabezar el cambio de rumbo en beneficio del pueblo y del país.

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