Interesante el cálculo que sacó anoche Andrés Manuel López Obrador en la entrevista con Carlos Puig en MILENIO Televisión. Interesante, por mañoso.
Dijo que en las encuestas de noviembre para dirimir al candidato de la izquierda registró 26 por ciento de las intenciones de voto. Y explicó que ese porcentaje proyectado sobre el padrón da unos 20 millones de votos, suficientes para ganar el 1 de julio.
Un cálculo mañoso. Primero, porque 26 por ciento es una cifra absoluta; con indecisos, bajaría en torno a 20 por ciento. Pero aun dándola por buena, supondría que 100 por ciento de quienes en noviembre expresaron que sufragarían por él, lo harán en julio. Y que ninguno fallará a la cita. Así debe sacar la cuenta:
• Lista nominal, según el IFE: 78 millones de personas.
• Votos seguros para él (26 por ciento): 19 millones.
López Obrador tuvo poco menos de 15 millones de votos en 2006 y perdió por medio punto porcentual. Los 20 millones, obvio, serían un número mágico, invencible.
Parece una declaración trivial, carente del mínimo rigor probabilístico. Dejará de serlo, sin embargo, si el tabasqueño la comienza a usar para desacreditar las encuestas que hoy lo ponen en tercer lugar. Él protestará que eso no es cierto, pues 20 millones de mexicanos han dicho que votarán por él.
Lo demás sería la canción conocida de que las encuestas mienten. Y si al final termina, digamos, con 25 por ciento de los votos (con 40 por ciento de abstención, serían poco más de 12 millones de votos), podría reclamar que le robaron ocho millones.
Quizá nada de eso ocurra. Quizá López Obrador, en efecto, cambió. Pero eso de los 20 millones de votos huele a tonada 2006.
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