En columna anterior establecí la importancia de no tomar decisiones electorales con base en la orientación sexual, el género o la imagen, sino en la capacidad y la ética de los candidatos.
A raíz de la elección de Josefina Vázquez Mota como candidata del PAN, sus seguidores y los periodistas oficiosos han tratado de destacar su condición de mujer ya sea para elogiarla o para advertir de posibles ataques machistas, sexistas, misóginos y demás, en su contra. Argumentan que ya es tiempo de que en México gobierne una mujer, como si esa posibilidad representara un triunfo del género y, por tanto, de la democracia. Como si la panista simbolizara la quintaesencia de lo femenino. Nada más lejano de la verdad. Ese supuesto feminismo habrá que cotejarlo con la realidad.
El presente y el pasado de Vázquez Mota evidencian un falso feminismo. Este no se trata sino de una campaña de evidente mercadeo del tipo del ideólogo derechista internacional español Antonio Solá, el coautor del odio y la guerra de estiércol en la campaña presidencial de 2006, particularmente con la frase maldita “Un peligro para México”. Misma que despliega con fruición donde quiera que ofrezca los servicios de su compañía Ostos & Sola. Ya bien se ve que el peligro para México y para el mundo es esta suerte de mercenario internacional contemporáneo.
Aquí algunas preguntas para Josefina y su ideólogo.
1. ¿Por qué ubicarse hoy en el plano de la mujer que lucha contra el mundo político dominado por los hombres cuando lo que ha estado haciendo durante toda su carrera burocrática es precisamente promover y defender a los hombres de su partido: Vicente Fox y Felipe Calderón entre ellos?
2. ¿Defiende a las mujeres abanderando la derrota moral del PAN en 12 años de poder, ese fracaso confirmado que anunciara Cosío Villegas en 1947 partiendo de la idea de que este partido sólo poseía la crítica a la Revolución Mexicana y la ideología de la iglesia católica, el cual se desplomaría al hacerse gobierno por carecer de principios y de hombres (y mujeres)?
3. ¿Representa a las mujeres siendo afiliada de un partido anti-abortista, anti-homosexuales?
4. ¿Las representa defendiendo al gobierno de una guerra con más de cincuenta mil muertos que ha dicho continuaría en caso de ganar la elección?
5. ¿Arrastrando la debacle del desarrollo social con justicia y la educación habiendo sido ella misma la encargada de las secretarías de Desarrollo Social y de Educación Pública?
6. ¿Teniendo un historial tan poco decoroso, más bien vergonzoso, como diputada ausente de la cámara; dónde andaba?
7. ¿Es feminista exhibiéndose tan ausente de propuestas, sólo reiterando las prácticas de su partido como cuando en 2005-2006 entregó el padrón de la SEDESOL a Hildebrando, la empresa del cuñado de Felipe Calderón, con fines electorales?
8. ¿Tan vacía de sensibilidad social desviando fondos ($56millones de pesos, se ha denunciado) de la SEDESOL destinados a los tarahumaras?
9. ¿Tan ensimismada en la modificación de la propia imagen con la cual, evidentemente, no se siente a gusto?
10. ¿Representa a las mujeres excluyendo a una de sus hijas de la portada de la revista Quién, según se especula, porque su problema de obesidad habría perjudicado la foto familiar y, sobre todo, la anoréxica figura de la candidata del PAN quien sólo quiere imágenes “bonitas” para ella y para México?
13. ¿Representa a las mujeres, en fin, contratando al mercenario del “marketing político”, Antonio Solá como “ideólogo”? Etcétera.
Josefina Vázquez Mota no sólo carga su propio pasado, también el de su partido y el del ejecutivo panista actual. Una larga cola de agravios a la sociedad, al país que el panismo no ha sabido gobernar y del cual ella ha sido, con bigote o sin bigote, coparticipe. No lo podrá negar.
P.D. Las preguntas podrán afinarse y aumentar.
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