No, lo que pasa es que se está atacando a Andrés Manuel López Obrador, en estos 45 días de veda electoral.
El único candidato presidencial que realmente representa los intereses de quienes quieren verdaderamente un cambio en el país, es Andrés Manuel López Obrador. Los otros, representan los intereses de quienes se han apoderado del país, los que detentan el poder político y económico, y lo utilizan sólo para su propio beneficio, en perjuicio de todos los demás, de todos los estratos sociales y económicos; y pueden influir en algunos medios y articulistas, conductores y escritores, para que calumnien al tabasqueño.
Una supuesta expresión dicha por AMLO, dizque en el periodo electoral en 2006, sacada totalmente de contexto; aderezada con una supuesta expresión actual, está siendo explotada útilmente para golpear al candidato presidencial del PRD, PT y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia), en estas elecciones de 2012; y las que según sus detractores consisten en que dicen que dijo que si perdía las elecciones en 2006, “se iba a la chingada”, y que ahora en las del 2012 “estaba cansado”.
Lo de “irse a la chingada” lo están usando los malquerientes –gratuitos o comprados- de AMLO, como es su significado: irse a donde no sirve, a donde no vale nada, al desperdicio, a la basura, a la nada; como una maldición; esto es, quienes ven en él estando en el poder, amenazados sus ilegítimos intereses, buscan con esa expresión desprestigiarlo.
La chingada, ahora resulta, según los propios detractores, que no es una mala palabra, una grosería, sino que es una finca, dizque tiene AMLO, en su natal Tabasco, que se llama “La Chingada”; y que al parecer, ni ellos mismos saben en donde queda.
Con esa aclaración de que Andrés Manuel López Obrador no quiso decir que si perdía las elecciones de 2006, se iba a la fregada, sino a su finca “La Chingada”, también así se le está atacando; pues pretenden achacarle propiedades que él no tiene; es decir con esa expresión que le atribuyen, pretenden “matar 2 pájaros de una pedrada”.
En 2000, como candidato del PRD a la jefatura del Gobierno del Distrito Federal –la que ganó y en donde hizo un magnífico papel-, al cuestionarlo que no reunía el requisito del domicilio, que porque no tenía residencia en el D.F., contestó que efectivamente no tenía residencia; que lo que tenía es un departamento en Copilco, aledaño a la Ciudad Universitaria; en donde vive desde estudiante de la UNAM, donde se recibió de Licenciado en Administración Pública y Ciencias Políticas.
La otra expresión que se le atribuye, de que “ya está cansado”, también es inverosímil; pues un líder, de la madera de AMLO, de alrededor de 50 años, es muy difícil que experimente cansancio; pues es un dirigente que ha demostrado resistir con estoicismo las adversidades más dolorosas para un ser humano, como la pérdida de un hermano, cuando él era un muchacho; la de su esposa; y como precandidato, el robo de la Presidencia de la República, por quien llegó a ella “haiga sido como haiga sido”.
No, lo que pasa es que se está atacando a Andrés Manuel López Obrador, en estos 45 días de veda electoral, en los que sus adversarios saben que él no puede defenderse como él lo hace, de toda clase de mentiras, engaños y calumnias.
De todas maneras, quienes queremos verdaderamente un cambio en México; pero no al estilo gatopardista, de cambiar para que todo siga igual; tenemos el deber de orientar bien a los ciudadanos de buena fe, para que no se dejen confundir, para que no se dejen sorprender, por comunicadores de mala fe; pues deben de tener presente que aunque nada es verdad de todo lo malo que dicen de AMLO, la frase de que “calumnia, que algo queda”, puede alcanzarlos.
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