jueves, 16 de febrero de 2012

¿Por qué nos odian los de derecha si nosotros tenemos razón?-- SANTIAGO LAZO

Seguramente los de derecha nos odian no tanto porque tengamos razón sino porque sabemos que la tenemos. Se sienten lastimados. Una guerra entre narcisismos. Unos narcisismos están asentados, lo sepan o no, en un supuesto orden natural o religioso lastimado con las críticas izquierdistas y revoltosas; los otros narcisismos se creen dueños de la verdad y están muy seguros de sí mismos, tanto que también creen en un orden, quizás no natural, pero sí, por ejemplo, un orden ético, del bien, en el cual confiar. Como una serpiente que se muerde la cola, la verdad desemboca en el mismo error, por eso el odio.

La gente de derecha nos odia porque ven una hipocresía redoblada, una denuncia del orden imperante detrás de la cual se esconde otro orden igual de autoritario. Se despiertan muchas cosas con el discurso de izquierda, con las palabras de AMLO por ejemplo. Estoy seguro de que la gente de derecha quiere un país mejor, tanto como lo queremos nosotros, pero entonces cómo se atreven, por ejemplo, a ignorar los buenos gobiernos que ha tenido la ciudad de México, la lógica democrática que clama por un cambio de fondo, por una ruta nueva después de tantos años sin resultados aplicando su esquema. Qué pasa con los adversarios de la izquierda cuando no hay otra ruta hacia delante que ésta. Me parecen ciegos, sordos o retrasados ¿o lo soy yo? Pero si hay datos duros que demuestran lo que pienso ¿puedo estar equivocado al compartir el diagnóstico hecho? ¿O es que en realidad México no tiene ningún problema y, en efecto, los pobres son pobres por naturaleza y el orden establecido es el mejor y cuestionarlo es un peligro? ¿En dónde tienen puesta la mirada los de derecha para que veamos las cosas tan diferentes? Yo creo que les preocupa mucho un orden divino o natural, un orden que al cuestionarse se pusiera en riesgo la seguridad del sentido mismo, la lógica del mundo.

¿Por qué tanta desigualdad? No puede ser que un hombre tenga la respuesta para cambiar eso al ser presidente, si así fuera es que todos los que le antecedieron eran unos incompetentes ¿y por la incompetencia de unos cuantos México está tan jodido? Eso no puede ser ¿y Dios? ¿Dios qué lugar ocupa entonces? Son preguntas incluso existenciales, mucho más allá de lo que se suele entender por política. Pero los problemas del lenguaje siempre tienen una respuesta, por ejemplo, está loco, por ejemplo, son unos revoltosos… Hay respuestas lógicas para problemas lógicos, pero las preguntas duras sobre el vacío del sentido y la crudeza de la injusticia regresan, por eso nos odian, porque cuando regresan nosotros estamos ahí para decirles que nunca se fueron y contarles las injusticias que a cualquier ser humano lastiman.

¿Y los de izquierda realmente pueden cambiar las cosas? ¿No están dentro de las mismas limitaciones que impone el sentido a cualquiera? Nos creemos mucho, creemos tener respuesta a preguntas sin respuesta. Es cierto, tienen razón, qué pedantes, pero ¿y la prueba? Dónde está la aventura para poder decir de qué lado está la verdad, en dónde está la democracia si no hay cambio ¿En dónde queda la esperanza democrática si su naturaleza última, su única responsabilidad sólo podría ser la diferencia en los mandatos?

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