Indiscutiblemente, rumbo a los próximos comicios federales, el virtual candidato presidencial con mayores posibilidades de triunfo es Enrique Peña Nieto; el ex mandatario mexiquense aventaja, según la gran mayoría de las encuestas, por amplio margen a sus otros dos contrincantes, Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota.
Tampoco se puede poner en tela de juicio que será necesario polarizar la elección presidencial si se espera una victoria distinta a la del priista; para que esto suceda, o la otrora coordinadora del PAN en San Lázaro o AMLO, tendrá que posicionarse, a más tardar a finales de mayo, en un segundo lugar sólido e incuestionable.
Sin embargo, a causa de la significante popularidad de la diputada con licencia, es sumamente probable que ésta y el tabasqueño lleguen al primero de julio prácticamente empatados; lo que beneficiaría al PRI sobremanera, porque tanto la panista como el izquierdista se dividirían los votos útiles antiPRI y de los indecisos e independientes, dejándole así libre el camino hacia Los Pinos al político de Atlacomulco.
A resultas de lo expuesto, Vázquez Mota ya despojó toda alusión al ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal de su discurso, centrando éste simplemente en la crítica y el ataque hacia el Partido Revolucionario Institucional. La señora pretende hacerle creer al electorado que la contienda será entre ella y Peña. Y ante esto, el precandidato de la coalición Movimiento Progresista dijo que era mejor que lo dieran por muerto.
¿Por qué querrá Andrés Manuel que lo den por muerto? Tal vez pretende escabullirse, de manera pacífica y amorosa, mientras que priistas y panistas se agarran a madrazos, al Poder Ejecutivo de la Federación.
AMLO ya conoce las consecuencias de la polarización; de tensar demasiado la cuerda; de la confrontación directa y desmedida. Hoy el PRI, el partido que se mantuvo ajeno a la batalla entre la izquierda y el PAN, aventaja en las encuestas; ¿será porque a los mexicanos no les gusta, y menos en épocas de guerra, la violencia?
No obstante, quizá si el ex candidato presidencial en 2006 permanece en silencio mientras que blanquiazules y tricolores protagonizan el proceso electoral por su perpetua madriza, los mexicanos pudiesen olvidarse de él, y convencerse de que la elección presidencial será entre dos, y ‘El Peje’ no figuraría entre ellos. Por lo que surge la interrogante: ¿será mejor que López Obrador se mantenga amoroso y pacífico, o que le entre de una vez por todas, a los chingadazos?
Ya se verá. Mientras tanto, a seguir creando conciencia.
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