Se va Francisco Ramírez Acuña para España de “Ilustre Embajador”.
¿La razón?
Que tanto su cuate Felipe como el propio jalisciense van con el PRI y no con Josefina.
Van con el PRI, para que no llegue AMLO, el candidato del pueblo.
Esa, es la meta última, la orden dada, la estrategia disimulada.
Paco, el famoso compadre de Calderón, el que le levantó la mano “destapándolo” en 2006, cuya longeva amistad le concedió el hueso de secretario de gobernación y lo llevó a ser coordinador de la bancada del PAN en San Lázaro, no quiso quedarse como el perro de las dos tortas (parado y sin comer), y el consejo fue: mejor vete a Madrid.
Le prometió a su compa Felipe servir al gobierno entrante con el que ya pactó, como contacto de enlace para negocios futuros llamados “lazos fraternos” con los gachupines, como el de la reciente inversión de Pemex en Repsol, donde se asegura el michoacano llevó tajada y se esperaba un riego mayor antes de que Argentina dictaminara expropiarla.
Abandona el barco antes de ser hundido el compadre incómodo que hubo de ser cesado al inicio de la administración calderonista, luego del apañe de la fortuna “compartida” entre capos y funcionarios del PAN, que resguardaba para ambas partes el chino, en el garaje de su casa.
Arrastrando tantos años de tan mala reputación, no se entiende que un diputado como Fernández Noroña se haya despedido con tal cariñosa efusividad del jefe de la bancada del PAN en el congreso, a menos que haya sido una ironía.
El que parecía guarura de brazo cruzado y mirada amenazante colocado detrás de la candidata sacrificada en reciente ”foto de familia”; el que había sido anunciado con bombo y platillo como un “pilar de la presunta renovada campaña panista para la presidencia”, se va.
Habremos de observar al conocido político autoritario, represor de libertades, agresor de derechos humanos como gobernador de Jalisco, que se decide por un retiro “productivo” y relajado.
Lo extirpa su compa, antes de la debacle.
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