La violación de leyes electorales es síndrome de presidentes panistas. Pero hay diferencias. Fox necesitaba un panista que les cuidara las espaldas…a él y a Marta, la pareja presidencial, porque en las revistas del corazón comenzaban a aparecer fotos e historias del rancho multimillonario y de los hijos de Marta. En 2006, en un artículo de La Jornada titulado Un Presidente, dos Méxicos (bit.ly/I7obQX), escribí que “a mitad del sexenio, frustrado por la falta de oficio político y su fracaso administrativo… Fox tiró la toalla y se dedicó a preparar la sucesión; se dejó llevar por… la intriga y las jugadas de ajedrez. Utilizó el presupuesto para hacer campaña y maniobró con asesores y consultores extranjeros para instalar al sucesor”. Su legado fue desgobernar y dividir, crear un país de ilusiones ópticas donde alternancia se vendía por democracia y estabilidad financiera pretendía pasar por guerra a la pobreza.
Ahora Calderón intenta lo mismo. Pero esta vez el peligro para México está del lado suyo, incrustado entre la inseguridad galopante y los 60 mil muertos; un peligro desatado por él, que se convirtió en guerra civil, y que en sus propias palabras estuvo a punto de ponernos de rodillas. Su autoritarismo, su panismo intransigente y el proceso pendiente ante la Corte Penal Internacional le hacen imposible aceptar la derrota. ¡Sálvese quien pueda!
En 2006 el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) pudo actuar como contrapeso del Ejecutivo. Pero los magistrados, apoyados en legalismos, calificaron las intervenciones ilegales de Ugalde, consejero presidente del IFE, Fox y el Consejo Coordinador Empresarial como hechos aislados que no fueron determinantes; concluyeron que la campaña paralela de Fox fue una irregularidad que pudo haber anulado los comicios, pero que existían circunstancias atenuantes. Por eso en su último informe le impidieron el acceso al Palacio Legislativo, acusado de delincuente electoral. Ofendieron la investidura presidencial, reclamó. Una pobre investidura que su frivolidad ya había dejado bastante maltrecha.
Hoy el IFE va por igual camino. Analizó las cartas promocionales enviadas por el SAT a millones de contribuyentes cumplidos con la firma de Calderón, concluyendo que el mandatario afectó la equidad de la contienda electoral y violó el artículo 134 de la Constitución, pero que se encuentra investido de una inmunidad casi total, porque el artículo 108 sólo permite castigarlo por traición a la patria y delitos graves del orden común. ¡Buenas noticias! Calderón tiene ahora licencia para matar…
Alejandro Poiré se declaró confundido. ¿Cuándo no? Dijo que aquí pasa algo extraño. No entiende por qué el gobierno no puede comunicarse con los ciudadanos para agradecerles sus contribuciones fiscales (bit.ly/HX2qaT). Como si fuesen gentiles donaciones en vez de obligaciones. Lo extraño es que desconozca que la Constitución exige aplicar los recursos públicos sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos.
Sebastián Lerdo de Tejada, representante del PRI, le aclaró el misterio: “tenemos un Presidente… claramente decidido a entrometerse en el proceso electoral, y un partido en el gobierno… con la intención de polarizar a la sociedad”. Recordé septiembre de 2006, cuando, en su obsesión por detener a López Obrador, Fox y el PAN polarizaron a la sociedad. Hoy, merced a sus violaciones al código electoral, continuamos atrincherados en los extremos, y con el PAN intentando detener la locomotora millonaria de Peña Nieto con frases gastadas de Antonio Sola.
Asesorado por publicistas extranjeros, Calderón descubrió que con explicaciones mediáticas puede hacer lo que quiera, como retar a la autoridad electoral y encontrar rendijas para influir en el proceso (así lo advirtió Lerdo de Tejada). No entiende que se ha convertido en el abanderado de un principio político muy peligroso: el fin justifica los medios. ¿Cómo explicar su despedida en el Auditorio Nacional? En un acto de cobertura nacional inauguró la campaña panista, y esperó hasta el último día de la veda electoral para mostrar al país las virtudes de su guerra fallida; explicó cómo salvó a México. Es posible que su adiós no haya violado la letra de la ley, pero sí el espíritu. Pero a él eso lo tiene sin cuidado…
Hace poco apareció un video de Josefina felicitando al polémico publicista Antonio Sola por el aniversario de su empresa. Sola, que hasta ese momento no era reconocido oficialmente como parte de la campaña, aparece en un avión al lado de Calderón. Josefina, zalamera, explicó que no podría entender la campaña de Calderón en 2006 sin Sola. Lo describe poéticamente como constructor de libertad y de esperanza: (bit.ly/JgyfMZ).
Seis años después reconocen la participación del español, hoy naturalizado mexicano, en la sucia campaña contra López Obrador en violación de la Constitución. Si Sola, que contribuyó a frustrar nuestra transición democrática, es constructor de esperanza, ¡Dios nos ampare de la presidenta Josefina!
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