Hace un año, el Gobierno del Distrito Federal lanzó una iniciativa de decreto para limitar la instalación de supermercados en la capital del país con el fin de “mejorar las condiciones de equidad y competitividad para el abasto público”, y con ello proteger el comercio tradicional conformado por mercados y pequeños negocios. La iniciativa causó controversia entre las grandes empresas, y la Comisión Federal de Competencia, CFC, emitió su opinión al respecto: “LIMITAR LA INSTALACIÓN DE NUEVAS SUCURSALES DE LAS GRANDES CADENAS ES NOCIVO AL PROCESO DE COMPETENCIA Y, EN CONSECUENCIA, CONTRARIO AL INTERÉS PÚBLICO Y AL BIENESTAR DE LOS CONSUMIDORES”. A pesar de semejante consideración, el decreto fue aprobado por la Asamblea Legislativa y entró en vigor en mayo de 2011, pese a los amparos interpuestos por supermercados ante el Poder Judicial, los cuales les fueron denegados.
Un año después y ante la proliferación de las tiendas WAL*MART, la CFC sigue considerando que la multiplicación de tiendas de autoservicio no es una práctica desleal y depredadora para los mercados tradicionales y pequeños comerciantes.
Habrá que preguntarles a los pequeños comerciantes si ha sido desleal o no la instalación de tantísimas tiendas WAL*MART, independientemente de la corrupción que hay detrás de los permisos para ser instaladas.
Lo realmente preocupante en este caso de CORRUPCIÓN, como en todos los que ocurren a diario en el país, es que las instituciones encargadas de vigilar la aplicación de la ley están tan dormidas como el sector de la población que cree que las cosas van a cambiar por arte de magia.
Si no nos organizamos y participamos activamente para acabar con la corrupción, nada va a cambiar en beneficio de los trabajadores, de los pequeños y medianos comerciantes, de los maestros, de los jóvenes, de los niños, de las mujeres ni de los adultos mayores.
Si no salimos a promover el cambio, a votar, a cuidar y defender el voto por ese cambio verdadero, seguiremos enterándonos todos los días de actos de corrupción SIN CASTIGO, así como de injusticias y violaciones a nuestros derechos consagrados en la Constitución.
De nada servirá quejarnos 70 años más de la corrupción y del abuso de las autoridades.
Este 1º de julio es decisivo para la transformación del país.
AMLO Presidente.
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