Absurdo e innecesario sorprenderse porque los priistas deseen que Enrique Peña Nieto, abanderado tricolor a la Presidencia, obtenga el triunfo este primero de julio. Llevan muchos años esperando retornar al poder. Han trabajado duro para ello. En un sexenio ascendieron de la tercera fuerza política del país a la primera. Ahora desean culminar su proyecto, su ambición: volver a Los Pinos.
Sin embargo, me resulta inimaginable y complicado entender que exista una enorme cantidad de jóvenes, en su mayoría ajenos a los problemas políticos y sociales de México, que, dejados ir por valores superfluos y frívolos como la vanidad y la belleza, se manifiesten expresa y abiertamente a favor del candidato postulado por el Revolucionario Institucional. Por ser aquél el de la esposa guapa y famosa y el del peinado bonito e impecable
Y es que me parece estúpido e inexcusable que el futuro del país esté en riesgo a causa de una predominación terrible de ignorancia, desinformación y analfabetismo político. Y peor aún, parafraseando a Epigmenio Ibarra, que sea el sector de la sociedad más joven el que esté a punto de traer de regreso al peor de los pasados en cuestión de gobiernos, de injusticias, de autoritarismo y de partidos.
Es una verdadera lástima que a resultas de que la juventud mexicana desconozca de las atrocidades cometidas por la ‘dictadura perfecta’ priista, pretenda votar por el partido en el que militan personajes siniestros de la clase política como Salinas de Gortari, Arturo Montiel, Ulises Ruiz, Fidel Herrera, Marín y Humberto Moreira. Y en el militaron otros peores como Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo y de la Madrid.
Ignorar lo peor de la historia de nuestro país pareciera ser que será la razón por la que esta parte de ella esté por renacer. Retornaran las masacres, las represiones estudiantiles, la censura, las desapariciones forzadas, las prohibiciones, el ostracismo y los perseguidos y torturados. Más violencia. Más sangre. Y México seguirá de mal, en peor.
Claro que todo lo expuesto no sería posible sin el instrumento de manipulación masiva y embrutecimiento popular que utilizan quienes anhelan la continuidad de un régimen sometido a los poderes fácticos y que funja como comité de administración de sus intereses y negocios, la televisión. Dos televisoras específicamente; un duopolio televisivo cuya función es velar por algunos necesidades particulares, sobreponiéndolas al derecho de todos a la información.
Televisa y TV Azteca, así como sus dueños, han de encargarse de cristalizar un obstáculo “insuperable” para cualquier tipo de cambio, aunque implique una mejora, para México. Porque son estas dos empresas las que han logrado detentar un poder por encima del Estado, para subordinarlo ante la predominante plutocracia, que en su afán de supervivencia hará todo lo posible por evitar una verdadera y genuina democratización nacional.
Es por ello que existen jóvenes cegados ante el riego que constituye la continuidad, que se materializaría tanto en el retorno del PRI como en la permanencia del PAN en el gobierno. Los mexicanos no resistiremos 6 años más de mal gobierno, 88 años de infierno son una infinidad para cualquiera. Insoportables.
Dicho esto, considero de suma importancia que la ciudadanía rechace tajantemente cualquier tipo de información proveniente de los rostros del duopolio anteriormente mencionado. Que cierre los ojos y se tape los oídos para evitar la manipulación y el embrutecimiento. Sólo esquivando los embustes de la televisión, saldrá el pueblo de México, y sobre todo su juventud, del letargo en el que se encuentra. A crear conciencia.
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