Ambientalistas mexicanos se dieron cita en Guadalajara para observar y constatar la quemazón, la que algunos pretenderán considerar “pérdida” de más de ocho mil hectáreas del Bosque de la Primavera, apreciada área que aun queda como pulmón de la ciudad.
La PGR detiene (noticia minimizada, que pareció dada para cumplir, en momento de elecciones) a una mujer, chivo expiatorio, hallada presuntamente “quemando cables” en las inmediaciones del bosque, se le señaló como responsable del incendio.
En Guadalajara se vio a la futura Secretaria del Medio Ambiente, Claudia Sheimbaum, quien forma parte del gabinete de AMLO para la presidencia 2012, experta y responsable en la materia del próximo gobierno. Llegó al lugar de los hechos seguramente a calibrar el efecto del daño que causó el siniestro y pormenores relacionados.
No hubo representante en La Primavera de Peña, Vázquez o Quadri, el supuesto “ecológico”.
Esto sucede porque a Peña a Vázquez o a Quadri, en el fondo les importa un comino el medio ambiente. Lo de ellos es sólo de boca para afuera. La evidencia no necesita explicaciones.
Sin tomar en cuenta que la “investigación” de la PGR arrojó ya a la culpable del crimen ambiental, la voz popular piensa que los incendios en su bosque son provocados por inmorales empresarios de la construcción, que de tiempo atrás pugnan por despejar el área, deseando que el clamor de las llamas acabe con lo que les estorba para adueñarse de terrenos, arrasar con los árboles que “aparentan” haberse chamuscado, armar sus proyectos y desarrollos inmobiliarios.
Pero qué va, nunca se investiga por esa línea.
Digo “aparentan” porque La Primavera es un bosque meramente de robles y encinos (muy poco pino queda de la intensa tala de siglos que le han pegado) especies que, por lo general, en fuegos con vientos rápidos y expansivos no se llegan a quemar, a malograr del todo, más que por encima de las cortezas. Estas dos especies retoñarían eventualmente, es decir sobrevivirían al incendio, de manera que el percance puede ser paliado en un par de temporales de lluvia fértil.
Por ello hay que estar alertas para que los árboles no se cercenen, porque esa nueva acción depredadora y no el fuego, sería su muerte. Habrá entonces ganado la avaricia, la ambición, el asesinato ambiental de la mano de la impunidad.
Cuando el pinar serrano agreste es el que sufre una considerable “prendida”, que también con frecuencia es iniciada por madereros corruptos, el pino por desgracia sí se requiere cortar de tajo, porque es débil y no resiste igual el calor. Es entonces cuando entran “al quite”, a llevarse los troncos para convertirlos en tablones.
Son diversas las formas criminales de los inconscientes que afectan la foresta que nos queda.
Pero volviendo a nuestro bosque de robles y encinos que fue incendiado por la acostumbrada “misteriosa mano negra” que esta vez, cosa rara e inusitada, se encuentra expeditamente quién es culpable (en este caso “una” culpable solitaria) del acto, cosa que quizá reafirme los propósitos descritos en el primer párrafo.
Hay que cerciorarse que no se talen los árboles del incendio en La Primavera, que se protejan porque, reitero, habrán de retoñar; que no se tramitan permisos gubernamentales a favor del cambio de uso de suelo estipulado, una práctica corrupta constante del sistema que nos ha regido. Adquiramos la cultura de la denuncia.
AMLO, Claudia Sheinbaum, escuchan, investigan y actúan, porque su respeto y compromiso con la conservación con la aumentación de las zonas boscosas es prioridad.
Soy fiel creyente, de que si la cabeza que dirige los destinos de una nación es individuo capaz, ético, honesto y congruente, ese comportamiento, esa actitud marcará la pauta con un ejemplo palpable y visible, que irá permeando hacia abajo.
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