Por Polimnia Romana
04 de Marzo, 2009 - 01:20
Dice Enrique Galván Ochoa en su columna que las grandes empresas del país, que confiaban en Felipe Calderón, dos años después califican de ineficaz a su gobierno y lo reprueban con 41 puntos (en escala de 0 al 100), de acuerdo con la octava edición del Barómetro de Empresas, que trimestralmente realiza la consultora Deloitte, la cual sondeó la opinión de ejecutivos de 274 de las compañías más importantes localizadas en México, entre el 24 de noviembre y el 15 de diciembre de 2008.
¿Qué fue lo que no les gustó del “presidente” al que le entregaron su apoyo incondicional?
Según el Barómetro de Empresas, cinco temas fueron los que merecieron la reprobación de Calderón: seguridad, disponibilidad de crédito, empleo, clima de inversiones y situación económica, o sea, para los empresarios, todo.
El que prometía un México triunfador convirtió el futuro, con su ineptitud y su soberbia, en un panorama negro en el que ya nadie cree, ni siquiera los creyentes a ciegas, sí, esos que sin hacer el más mínimo análisis financiero se creyeron el cuento de que el peligro estaba del lado opuesto.
Desde luego que no esperamos ahora que salgan corriendo a apoyar el Proyecto Alternativo de Nación de López Obrador, pero al menos ya se llevaron un buen escarmiento por votar con los ojos y los oídos cerrados. Hay que pensar en los demás para poder pensar en uno mismo.
No está tan fácil salir adelante solo. Los demás nos necesitan como nosotros necesitamos de ellos. Es indispensable replantear la frese de campaña de Andrés Manuel: por el bien de todos, primero los pobres. ¿Quién va a comprar la mercancía que venden los empresarios si no hay dinero? ¿Quién va a seguir pagando bienes y servicios si no hay empleos?
Para reactivar la economía necesitamos, de verdad, cambiar la política económica impuesta por Salinas de Gortari y continuada por los gobernantes corruptos que acceden al poder a cambio de no intervenir en los designios de la élite que maneja los hilos desde su estatus de privilegios e impunidad.
Ya despierten, señores empresarios, no basta decir que no están de acuerdo, hay que actuar en verdadero desacuerdo y no permitir, nunca más, reglas y condiciones de los traidores a la patria, como Salinas, Beltrones, Gamboa, Fernández de Cevallos, etc, etc, etc.
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