miércoles, 15 de abril de 2009

ASTILLERO.

Política Texican Whopper

Sin sacarle al parche

Fox y el cártel de los líos

Julio Hernández López
Efectivos de Seguridad Pública del Distrito Federal resguardan el hotel Presidente Intercontinental, donde se alojará el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, al realizar su primera visita oficial a México esta semanaFoto Cristina Rodríguez
El día en que los helicópteros armados estadunidenses se aparecieron por los rumbos de Chapultepec (más precisamente, por los hoteles de Polanco), los políticos mexicanos ni tiempo tuvieron de envolverse en alguna bandera hipotética de, cuando menos, cierto pudor declarativo. En realidad, varios de ellos, senadores, para más señas, habían aprobado en esa misma fecha las insólitas acciones conjuntas de marinos mexicanos con gringos, lo que los altos mandos de la nación regente ya habían anunciado mucho antes de que se diera por enterado el soberano” Poder Legislativo del país, también conocido como Texican Whopper. Otros se enfrascaban en fieras batallas por las trincheras plurinominales, y el resto se entretenía en hacer cálculos de pérdidas y ganancias en los comicios por venir, los intermedios inmediatos y los presidenciales de 2012, desde ahora tan acariciados por los priístas salinizados. Escenario perfecto, de división interna, desánimo popular y voracidad de la elite política, para la visita del jefe de la potencia vecina, que está por nombrar un “zar” de la frontera y que estará esta semana en México para imponer nuevas reglas de trabajo en un patio trasero en riesgo de explosiones, con las zanahorias por delante de las posibilidades de leyes migratorias para mojados mexicanos y de la instalación de filtros en Estados Unidos para que allá no se compren las armas, cuya anulación de uso criminal en México debería ser obligación y logro de los nativos, y no del imperio temporal y simuladamente condescendiente.

Viajando por Aguascalientes, el principal promotor de la venta de México como paquete turístico para extranjeros convocó a los gobiernos estatales y sus policías a no dejarle sólo a las fuerzas federales el choque con los narcotraficantes. Usuario de lenguaje académico preciso, el PFP Mayor elogió a la policía federal pues, dijo, ésta, al igual que el Ejército, han “tenido una actuación valiente enfrentando a los delincuentes” y “no le han dado la vuelta ni le han sacado al parche a la delincuencia”. Y, como si diera una información novedosa, como si diariamente no hubiera un baño de sangre en todo el país, comentó, casi en confidencia: “Es más, ha habido ya varios enfrentamientos”. En Sonora, mientras tanto, aparecía un arsenal bajo el cuidado de una mujer, Anahí Beltrán, con capacidad de fuego como para perforar blindajes fuertes y para alcanzar naves en vuelo. Y en Guerrero era aprehendido El Nene, un presunto comisionado de los Beltrán Leyva. Platillos menores, pero magnificados, en bandeja mediática para halagar al emperador por llegar.

Tula fue designada sede para la construcción de la refinería calderónica. Siempre se había hablado de esa población hidalguense como necesaria triunfadora, por razones técnicas y económicas, de un concurso que el animador Felipe prolongó mediante foros inservibles y desangelados. El tufo politiquero asomó todavía a última hora, cuando se condicionó a la entidad gobernada por priístas para que en cien días cumpla requisitos inmobiliarios o el premio del sexenio pasaría a la Salamanca del Guanajuato panista, que está en lista de espera, no sólo de un eventual tropiezo hidalguense, sino de algún premio electoral de consolación.
El Atlante de San Cristóbal, Guanajuato, Chente Fucks, estaba en vías de ser llevado por los priístas a un presunto paredón político, a causa de las grandes pillerías que cometió junto con su esposa, y con familiares y amigos de ambos integrantes de la ridículamente llamada “pareja presidencial”, y por haber despilfarrado la riqueza nacional, en especial los excedentes derivados de los altos precios del petróleo, sin producir el vicentino desgobierno sino más miseria y desigualdad en el país. Los altos capos del priísmo quieren cobrarle a Germán Trespatines y a su evidente titiritero (el antedicho lic. f.c.) las sopas de letras, crucigramas, videos y discursos con que han pretendido frenar el supuesto ascenso electoral del tricolor, vinculándolo con el narcotráfico y la corrupción (la olla panista acusando al comal priísta). Con datos provenientes de la auditoría institucional de su última cuenta pública, los sicarios políticos pertenecientes al cártel de los líos (Man-lío y Emi-lío) tratarán de exhibir al Grandote del Cerro Blanco y Azul. Lo malo para los libretistas del PRI es que con esas acciones podrían dar pie a que el Bocón esposo de la señora Marta se sienta autorizado a irrumpir en las campañas electorales.

Aunque, en realidad, Chente ni siquiera debería darse por aludido ni emprender acciones de defensa. Allí está, para ilustrar el amplísimo archivo de las impunidades consentidas, el caso del itamita Miguel Ángel Jiménez (miembro del mismo grupo político del que formó parte el también inolvidable Luis Carlos Uh Fraude), quien ayer se asomó a la Cámara de Diputados armado de una concha blindada de tortuga para repeler preguntas indeseables y un mecanismo de zorrillo político para expeler respuestas lamentables. Sí, se reunió con los representantes del Diario de Yucatán en la oficina de Carlos Mouriño Terrazo, en el Campeche de los Mouriño Sucesores, en campaña electoral abierta para imponer a un administrador que se hará llamar gobernador, pero solamente... porque en esa ciudad no hay oficinas de la Lotería Nacional y el bondadoso y desinteresado hermano heredero ofreció sus instalaciones ajenas a temas políticos, partidistas o electorales. Y que todo el argüende desatado se debe a una confusión de los vendedores de publicidad que creyeron haber oído “campaña panista” cuando se hablaba de otros premios gordos sin reintegro. Eso sí, muy pulcro, Jiménez renunció a su militancia en el Panal, para dejar a salvo el buen nombre del negocio partidista de la profesora de los premios gordillos, la que, según eso, desde cuándo lo tenía en la lista negra y no lo quería ya ni tantito. Pero... ¡Oh!, en lo alto, ¿qué es: un avión, Supermán, un anuncio de Burger King? ¡No, son los helicópteros de Barack, que anuncian su advenimiento! ¡Hasta mañana!

No hay comentarios: