miércoles, 15 de abril de 2009

MEXICO S.A.

Hidalgo, la “seleccionada” para la nueva refinería

Sólo falta un pequeño detalle... los terrenos

Carlos Fernández-Vega
Felizmente no convocó a otro foro” para decidir la ubicación de la primera refinería a construir en tres décadas, aunque deberán transcurrir cien días como máximo para saber si, en efecto, “todo en México es Tula”, la localidad hidalguense ayer seleccionada, con condiciones, como ganadora del “proceso de consulta” que a sus súbditos ordenó el inquilino de Los Pinos el pasado 18 de marzo.

Que Tula es la ganadora de la intensa cuan profunda “consulta pública” para la ubicación de la nueva refinería, anunció el director general de Petróleos Mexicanos con bombo y platillo..., siempre y cuando el gobierno de Hidalgo cumpla con un requisito que (se supone) debió formar parte (también se supone) de los detalladísimos “criterios de selección” en cuyo armado y ejecución la paraestatal consumió más de un año (13 meses para ser exactos, desde el anuncio original del inquilino de Los Pinos el 18 de marzo de 2008, el cual fue reiterado, aunque disfrazado de novedad, el pasado 8 de octubre como parte del “plan anticíclico”). Entonces ya se tomó la decisión... pero si Hidalgo no satisface tal condición, la primera refinería en 30 años se construiría en Salamanca, Guanajuato (ciudad que obtuvo medalla de plata en este atractivo concurso y que ayer, como premio de consolación, se llevó la promesa de reconfigurar la refinería existente en esa localidad).

El director general de Petróleos Mexicanos detalló: la citada construcción “queda sujeta a que la paraestatal cuente con los terrenos (700 hectáreas, “cuyos títulos de propiedad deberán ser donados, con carácter de irrevocable” a la empresa petrolera) para el nuevo tren de refinación en Tula; la seguridad jurídica en la tenencia de la tierra es fundamental para el proyecto. Además, la propiedad de los terrenos por parte de Pemex debe realizarse en el menor tiempo posible. En otras palabras, la construcción del paquete mencionado se materializará siempre y cuando se concluya la donación a Pemex de los terrenos necesarios durante los 100 días naturales subsecuentes a este anuncio (a partir de hoy); si al término de esos 100 días naturales el gobierno de Hidalgo no pone a disposición de Pemex dichos terrenos y en caso de que el gobierno del estado de Guanajuato sí pudiese cumplir con dicha condición durante los 10 días naturales inmediatos posteriores, entonces la ampliación de capacidad de refinación se realizaría en Salamanca y la reconfiguración en la refinería Miguel Hidalgo, en Tula”.

Qué lástima, porque “el análisis pormenorizado realizado por Petróleos Mexicanos” (Reyes Heroles G.G. dixit) no incluyó el pequeño detalle de los terrenos en los que se construirá (eso esperamos) la nueva refinería. Todo se revisó, analizó, sopesó, ponderó, masticó, etcétera, menos ese insignificante fragmento de tan elaborado proyecto, es decir, en dónde se colocaría la primera piedra. Aún así, qué bueno que los funcionarios sean tan cuidadosos y detallistas (salvo la minucia de los terrenos), porque el país requiere urgentemente ampliar su capacidad de refinación.

Y habrá que aprovechar este saludable cuan esmerado ambiente de análisis y precaución, porque sería deseable que se trasladara a proyectos que, como mala telenovela, nunca acaban, cuestan mucho más de lo estimado y en los que los funcionarios de la paraestatal no fueron lo suficientemente cuidadosos, como en el caso de la reconfiguración de la refinería Lázaro Cárdenas en Minatitlán, Veracruz, cuya obra no sólo acumula cuatro años de retraso, sino que su costo se ha multiplicado por 2.5, amén de las pérdidas por la reducción de su capacidad refinadora.

Jesús Reyes Heroles, director general de Petróleos Mexicanos, ayer, al hacer el anuncio formal de la construcción de la nueva refinería en Tula, HidalgoFoto José Antonio López
La Auditoría Superior de la Federación lo condensa así: “el proyecto (plazo ampliado) para la reconfiguración de la Refinería Lázaro Cárdenas debió terminarse el 29 de abril de 2008 (el plazo original fue mayo de 2005, en el sexenio del “cambio”, que se amplió a octubre de 2006). Por el retraso de la puesta en operación, sólo por concepto de las gasolinas no vendidas, se han dejado de producir 59 mil barriles diarios, que equivalen a 53 mil 492 millones de pesos (aproximadamente 5 mil 450 millones de dólares, equivalente a cerca de 40 por ciento de lo que en 2008 se pagó por importar gasolina), además de la significativa salida de divisas por concepto de importación de combustible. En este proyecto de reconfiguración (otorgado a la trasnacional española Dragados) Pemex-Refinación autorizó un contrato a precios unitarios por 84 millones 866 mil 700 pesos (se presume daño al erario), para realizar trabajos de mejoramientos de sueldos y pagar volúmenes adicionales por concepto de cimentación correspondientes al proyecto de reconfiguración de la Refinería de Minatitlán, paquete III; sin embargo, esos trabajos estuvieron incluidos en el alcance de otro contrato a precio alzado, el que carece de la documentación para soportar la integración de los precios unitarios y el pago de estimaciones”.

Algo “falló” en el caso de la refinería Lázaro Cárdenas, y no es precisamente una cuestión de detalles. La propia paraestatal informó que (13 de mayo 2003) que tal reconfiguración “será concluida en un periodo estimado de 48 meses, a través de recursos tipo Pidiregas y gasto programable”, y que la capacidad de refinación pasaría de 186 a 350 mil barriles diarios. Tendría que haber concluido el 13 de mayo de 2005. Cuatro años después del citado plazo, aún no terminan.

Pemex hizo el anuncio un día después del show que para el efecto armó (¡quién más!) Vicente Fox, entonces inquilino de Los Pinos, el mismo que aseguró que la reconfiguración de la refinería Lázaro Cárdenas “reactivará la economía, los empleos y el mercado interno del sur-sureste mexicano... (con esta obra) estamos cerrando la brecha de desarrollo entre el sur-sureste mexicano y el resto del país”. Sin embargo, “la brecha” sigue abierta. También aseguró que “las dependencias públicas tienen la instrucción de orientar las licitaciones prioritariamente a las empresas nacionales y particularmente a las pequeñas y medianas”. En los hechos, una trasnacional española se quedó con el contrato.

Venció el plazo (mayo de 2005), y ocho meses después, el 19 de enero de 2006, Fox anunció con bombo y platillo que la reconfiguración “quedará terminada en abril de 2008”, y en abril de 2009 aún no concluye la obra.

Las rebanadas del pastel

No vaya a ser que el gobernador de Hidalgo, con tal de obtener los terrenos en los 100 días exigidos por Pemex, recurra a la “técnica Fox” utilizada en Atenco.

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