22 de Junio, 2009 - 00:00
Durante el recorrido que realiza Andrés Manuel López Obrador por 32 colonias de Iztapalapa para apoyar a la candidata delegacional Clara Brugada, vía voto por el PT, mencionó que la mafia de la política es poderosa, pero que es más poderoso el pueblo de México.
Cuánta razón tiene nuestro Presidente Legítimo. El pueblo es el que va a salvar al pueblo. Ya es insostenible la situación de injusticia y abuso de las autoridades que, mediante el tráfico de influencias y la impunidad, hacen de la ley un instrumento para lograr sus perversos objetivos.
Ayer mismo en Sonora se realizó la tercera marcha de padres de familia de los niños que murieron incendiados en la guardería subrogada por el IMSS. Los acompaña el pueblo de Hermosillo, que ha dado muestras de solidaridad con estos padres a los que nada los consuela. No sólo piden sino que exigen castigo para los verdaderos responsables, empezando por los socios dueños de la bodega-guardería y los secretarios del Seguro Social que permitieron estos negocios ilícitos, sin olvidar a las autoridades municipales, estatales y federales que son cómplices de esta barbarie.
Un enviado del “gobernador” fue a entrevistarse con ellos para decirles que sus hijos ya están en el cielo, pero tristes porque sus padres están enojados.
¡Hágame usted el favor! Semejante estupidez no tiene cabida en estos momentos de dolor infinito para quienes han perdido a sus hijos.
Eso es lo que quiere el gobierno inquisidor, mantener al pueblo callado, tranquilo ante tanta corrupción y cinismo de sus gobernantes. Pero todos los abusos tienen el límite de lo soportable, y la gente ya no aguanta más.
El abuso cometido en Iztapalapa no se compara con el de Hermosillo, por supuesto, pero igual cala en el ánimo de la gente que hoy se levanta en pie de lucha pacífica, por el momento.
No sé cuántos miles de millones de pesos del erario tendrá que derramar el gobierno entre comunicadores vendidos y “periodistas” que no están actuando con responsabilidad. Desinformar a la gente, decir, por ejemplo, que la crisis viene de afuera, que la guerra contra el narco no es una simulación para reprimir la disidencia, que la economía se recupera porque se registraron 17 mil empleos cuando en tres meses se perdieron 600 mil plazas, es una más de las estrategias tontas de Calderón para mantenerse en el poder que la gente no le dio. Su ilegitimidad de origen y su idiotez lo hace un ser despreciable ante el pueblo.
Hay millones de mexicanos que se han organizado a partir del fraude electoral de 2006, son muchos los sectores que han tomado conciencia de la situación, y todos los días se suman a la indignación miles de almas buenas que claman justicia.
El pueblo se está armando de valor, del valor humano que perdió la mafia de la política. Con ese valor vamos entre todos a salvarnos unos a otros. Al tiempo.
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