MÉXICO, D.F., 17 de septiembre (apro.- Hace un año, justo por estas fechas, un bloque de gobernadores priistas empezaba a ver con buenos ojos la propuesta de Felipe Calderón de crear en 2010 un nuevo gravamen: el llamado “impuesto a la pobreza”. Para ello, los entonces secretarios de Gobernación y de Hacienda, Fernando Gómez Mont y Agustín Carstens, ofrecieron una jugosa zanahoria a los priistas de 27 mil millones de pesos a distribuir entre todo los gobiernos, particularmente los de ese partido.
El evidente repudio de la población a nuevos impuestos hizo al PRI dar marcha atrás en la Cámara de Diputados. Sin embargo, sus gobernadores les exigían cumplir ahora con la obtención de recursos que sustituyeran los nuevos ingresos. Se empezó a hablar entonces de un incremento al IVA en un punto porcentual, el cual equivaldría a 34 mil millones de pesos. En medio de toda esa vorágine de demandas, todas con la mira de mantener el poder en las elecciones del año que venía, 4 de julio de 2010, el diputado panista Javier Corral, denunció, en septiembre, que el gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz estaba presionando al PAN.
Decía que el PRI condicionaba ahora su respaldo al IVA a cambio de que el gobierno federal no realizara alianzas electorales con el PRD. Meses después se reveló que sí había existido tal acuerdo, pero que el eje de la propuesta no sólo era Oaxaca, sino que de la mano iba comprometer al PAN en las elecciones del estado de México para 2011.
Proceso reveló a detalle la reunión del 20 de octubre de 2009 entre panistas y priistas, convocada por Fernando Gómez Mont en sus oficinas de Bucareli, para afianzar los acuerdos con la dupla PAN-PRI.
Los asistentes fueron César Nava y Beatriz Paredes, presidentes de PAN y PRI, así como los gobernadores de Oaxaca, Ulises Ruiz, y del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en cuya agenda estaba discutir la propuesta de “no alianzas electorales”.
Después de que Gómez Mont ofreció la no alianza electoral del PAN con otras fuerzas políticas en diversos estados, aquél tomó la línea y entabló un diálogo breve con Calderón. Le dijo:
--Presidente, estamos hablando del tema de las alianzas y del paquete fiscal. ¿Se ratifica el compromiso?
Enseguida colgó y les dijo a los presentes: “Tienen ustedes la palabra del presidente y, si no se cumple, me comprometo a renunciar.”
Esta reunión fue descrita, con detalles, por personajes familiarizados directamente con la negociación encabezada por Gómez Mont, quien asegura que Calderón sólo se enteró del pacto hasta enero, aunque Nava sí estuvo al tanto.
En realidad, según operadores de Ruiz, Calderón siempre supo de las negociaciones y el pacto que estableció su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont con los dirigentes nacionales del PRI y PAN, Beatriz Paredes y César Nava.
Concluido el encuentro entre Gómez Mont, los dirigentes partidistas y los gobernadores, Ruiz se comunicó, vía celular, con quien detalló aquella reunión para darle instrucciones de que operara en favor de los impuestos:
“Vamos con el IVA. Acabo de negociar este tema de que no habrá alianzas del PAN en el estado. Así es que opera por el sí al IVA”, recuerda el operador de Ruiz quien, incrédulo, le advirtió: “No te van a cumplir Ulises”, pero él insistió: “Sí, vamos a darles el beneficio de la duda; tu empuja por el IVA”.
Para ese momento, la mayoría de los 237 legisladores priistas había rechazado públicamente incrementos al impuesto, pero ese mismo día, después de seis horas de discusión interna, la fracción accedió, incluso los mismos legisladores de Oaxaca que en 2004 habían ocupado la misma curul y habían operado por un no al IVA propuesto por el entonces presidente Vicente Fox.
Una de las estrategias del PRI para no responsabilizarse del aumento al IVA, y con ello terminar de convencer al resto de los legisladores, fue solicitarle al gobierno federal un oficio fechado un día antes --el 19 de octubre--, donde el subsecretario de Hacienda, Meade Kuribeña, ante la negativa generalizada de un nuevo impuesto del 2 pro ciento, propuso como alternativa incrementar el IVA del 15 al 16%
El documento de no alianzas finalmente salió a la luz pública y apareció fechado el 30 de octubre de 2009; es decir, 10 días después de la reunión que hubo en Bucareli, donde estuvieron los gobernadores de los estados de Oaxaca y México, pero solo apareció firmado por el secretario de gobierno del estado de México, Luis Enrique Miranda Nava. Y no solo eso: la no alianza estaba circunscrita únicamente para el estado de México.
Las alianzas entre el PRD y PAN se concretaron el 4 de julio de 2010 en los estados de Sinaloa, Puebla, Oaxaca y Durango. En las tres primeras las coaliciones ganaron y el PRI sólo mantuvo Durango.
A un año de distancia y viendo lo que ocurre en el estado de México, no es descabellado pensar que, en realidad, el PAN aún no ha faltado a su palabra y que negociar IVA por las no alianzas, que tanto rechazó Beatriz Paredes en marzo pasado desde la tribuna, sí fue cierto.
¿Por qué tal señalamiento? Sencillo: la reunión en Gobernación se celebró el 20 de octubre, fecha en que sí estuvo el gobernador de Oaxaca, pero la firma del documento ocurrió el 30 de octubre y no figura ningún representante de ese estado, solo del estado de México.
Dos, el convenio entró en vigor a partir de ese 30 de octubre de 2009 con una vigencia hasta el 31 de julio de 2011. Esto es, nunca se pensó en los demás estados, sólo en el estado de México, pues es en agosto de 2011 cuando se habrá de elegir al sustituto de Enrique Peña Nieto.
Tres, y muy importante: la primera cláusula habla estrictamente que “las obligaciones y compromisos establecidos por las partes en el presente convenio son aplicables a sus actividades políticas y electorales en el estado de México”. Nunca se hace mención a los comicios del 4 de julio de 2010.
En la segunda se habla de mantener un diálogo permanente, ordenado y respetuoso “respecto de los asuntos públicos del estado de México”. Y la quinta, que llama la atención, tanto PAN como el PRI se comprometieron a revisar la “normatividad jurídica que regula las coaliciones y, en su caso, promover las reformas correspondientes, a fin de evitar que dicha figura sea utilizada como instrumento de coyuntura electoral”.
Esto último es justamente lo que acaba de hacer Peña Nieto: promovió la reforma y ahora se están impedidas las coaliciones en el estado de México para la elección de agosto de 2011.
Esto nos lleva a pensar que, efectivamente, el PAN no traicionó, pues nunca se incluyeron los demás estados donde hubo alianzas durante las pasadas elecciones, y el PRI no negoció el IVA por las no alianzas, sino más bien utilizó a Ulises Ruiz para que pensara que se incluiría a Oaxaca en las no alianzas para julio de 2010 y con eso tener el respaldo de sus críticos diputados federales.
Esto también hace pensar que, efectivamente, como dijo el propio Francisco Rojas, coordinador de la bancada del PRI, cuando se descubrió el citado convenio de no alianza: la negociación de esto y la del IVA “estaban siendo en paralelo”; es decir, una no condicionaba a la otra, pero sí se estaban haciendo los acuerdos justo por las mismas fechas.
Es posible que Peña Nieto y los diputados panistas mexiquenses hayan estado analizando desde hace un año la forma en que se harían los cambios a la legislación local para impedir las alianzas. Al ser el número de diputados locales mayoría en esa entidad, es obvio que no necesitaba exponer a los panistas --que posiblemente ya estaban de acuerdo-- para que votaran a favor de la reforma de Peña Nieto, la cual finalmente se concretaría.
De ser cierto todo esto, entonces llegaríamos a otro punto: Calderón, Televisa, Beatriz Paredes y Peña Nieto, caminan en un mismo proyecto político: hacer del aún gobernador mexiquense el próximo presidente de México.
La única forma de revelar todo este misterio y de fechas coincidentes, es esperar a ver qué ocurre previo a las elecciones de 2011 en el estado de México; es decir, ver si prospera el recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para echar abajo la reforma de Peña Nieto.
Se verá si el PAN apoya este proceso y dejará solo al PRD, que ya vislumbra una posible alianza con el PAN para echar al PRI del estado de México y, por supuesto, restarle puntos electorales a la imagen de Peña Nieto evitando con ello que llegue fortalecido a la posible candidatura presidencial de su partido.
Por lo pronto, esa posible alianza ya está haciendo reflexionar a los dirigentes del PT, quienes consideran un error político no ir en alianza con el PAN, a contrario de lo que dice Andrés Manuel López Obrador, quien insiste con las no alianzas.
Dicen en algunos círculos “de izquierda” que el presidente municipal de Ecatepec, el priista que logró sacar al PRD de ese ayuntamiento, el número uno del estado de México y, por lo tanto, emblemático, Erubiel Ávila es el nombre que ya se maneja como parte de una escisión del PRI. La consecuencia sería que el PAN, PRD y PT lo lanzaran como el candidato que le podría hacer sombra al que imponga Peña Nieto. Dicen que Erubiel es el único que puede ganar porque no sólo recuperó el municipio para su partido, sino que además tiene un gran respaldo detrás: el controvertido obispo, Onésimo Cepeda, quien por cierto nunca ha perdido una elección..
Y si el factor Peña Nieto formó parte de la negociación del presupuesto el año pasado, hoy más que nunca esta figura será, ahora sí, el centro de todo próximo acuerdo
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