Las increíbles imágenes del estadio de Santos TSM con aficionados y jugadores tirándose al suelo, agachados ocultos en las butacas, corriendo apresuradamente para evitar la amenaza de las estruendosas detonaciones, parecen ubicarnos en ese desagradable sitio-momento del "estamos tocando fondo".
Un sexenio negro, ni siquiera gris. Un sexenio rojo sangre, ni siquiera colorado de folklor. Un sexenio que mancha ya, incluso hasta nuestro fútbol. En ese argot de narraciones deportivas, a qué sonará ahora decir ¡sambombazooo! como lo hace Enrique Bermudez, qué se sentirá hoy en día escuchar ¡balaaazo! como lo grita Emilio Fernando Alonso con su voz inalterable; en ese ambiente de imaginativos conceptos que hacen de un encuentro deportivo una epopeya clásica o una justa de vaqueros, de pistoleros, gracias a la inventiva de los encargados del micrófono; qué de esos "cañoneros zurdos", de esos que pegan "fogonazos" y a veces uno que otro "tiritititooo".
Hoy (ayer) ese sui géneris ingrediente de comunicación que acompaña con creatividad el espectáculo fútbol-tv quedó torcido en una extraña imagen por el entorno en el que se generaba: estadio deportivo; al mismo tiempo significó una muy elocuente manera, una terrible forma visual de explicar este momento de país en el que nos encontramos instalados a partir de finales del 2006, un país corriendo, un país asustado, un país sufriendo, un país de estruendos, de balazos, de muertos, un país en guerra con tiros directos, indirectos, de esquina, de "chanfle", al bulto, tiros fuertes, rasos y colocados, tiros de media distancia y a quema ropa, potentes disparos, remates secos, picados que nos doblan las manos y el ánimo, que nos saben a autogoles pero principalmente a errores de un "árbitro presidencial" que se ha confeccionado un uniforme negro como sello de luto, al que todo el estadio (este país) le grita con furia ¡Ciegooo! ¡Vendidooo! ¡Culeeero! ¡Culeeero! ¡Culeeero!...
Y al final de cuentas su incapacidad "arbitral" está incidiendo en el resultado, tenemos ya un abultado marcador en contra, queda poco tiempo y cada vez "menos hombres" en la cancha; tal vez un penal sería lo justo pero a favor de nosotros por supuesto los ciudadanos y en contra del responsable de esta macabra conducción del "juego", de la tristemente cotidiana tragedia de notas rojas en el que se ha convertido nuestra patria, en donde asistir a un partido de fútbol con la familia y los amigos es exponer el físico, dejar el pellejo en la cancha, caer con la cara al sol, morirse en la raya, literalmente "jugársela". Y ahora esas crónicas deportivas tuvieron que hablar de todo eso que está pasando afuera.
Y si en el fútbol hay cambios, más allá de este deporte con más razón, a la nación le urge especialmente uno: "cambio del equipo de México sale con el número 0.56 Calderón, entra con el número 2012 _____________________________"
Yo le recomiendo que no sea un cambio hombre por hombre, sino alguien que de verdad sea factor para devolverle la confianza a la gente, esa que se perdió hasta en el TSM en donde incluso la publicidad de la marca deportiva Puma mostraba la tradicional silueta de su felino logotipo queriendo escapar de las detonaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario