Es muy importante la columna de este viernes 14 de octubre de Jorge Fernández Menéndez titulada “Marcelo, Josefina, coaliciones” (http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=774780). Explico enseguida por qué.
El señor Fernández Menéndez es, desde hace años, uno de los mejores columnistas de México. No ha perdido capacidad analítica, afortunadamente, a pesar de su cercanía con Felipe Calderón. De hecho, tal circunstancia le ha beneficiado ya que escribe sus textos contando, no pocas veces, con información privilegiada.
Hoy en su columna dice: “Debo reconocer que la tesis de una posible alianza electoral entre el PAN y el PRD para los comicios presidenciales de 2012 siempre me pareció inviable. Sigo creyendo que esa opción, hoy en día, tiene muy pocas posibilidades de salir adelante… Pero ya no pienso que sea absolutamente inviable”.
Jorge conoce tan bien a Calderón que… bueno, lo más probable es que el columnista al mencionar las palabras que he citado simple y sencillamente esté difundiendo el pensamiento de Calderón: la alianza entre el PAN y el PRD para 2012 ha dejado de ser imposible y ahora es solo muy difícil.
¿Cuál es el obstáculo mayor que enfrenta esa alianza? Lo dice Fernández Menéndez al final de su columna: elegir, entre Marcelo Ebrard y Josefina Vázquez Mota, al que sería el candidato apoyado por los dos partidos.
Para los perredistas, inclusive para los excesivamente pragmáticos chuchos de Nueva Izquierda, sería muy complicado aceptar como su candidata presidencial a la señora Vázquez Mota, una mujer conservadora en extremo.
Por supuesto, para los panistas sería todavía más difícil aceptar como su candidato presidencial a Marcelo Ebrard, un oportunista político que, en su época de priista, colaboró con Carlos Salinas de Gortari, en sus tiempos de radical de izquierda apoyó el aborto y los matrimonios gay y que ahora, porque le conviene, se acerca de la iglesia católica.
Pero, dice Borges (al que mi amigo Fernández Menéndez cita con frecuencia), a los panistas y a los perredistas chuchos no los une el amor, sino el espanto.
A los panistas, sobre todo a Felipe Calderón, les aterra la posibilidad de regresar el poder al PRI, que con Enrique Peña Nieto como candidato parece tener todas las posibilidades de volver a la Presidencia.
Y a los perredistas chuchos les horroriza la posibilidad de que, siendo de nuevo candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador les arrebate el control del PRD, de cuyo presupuesto y de los cargos públicos que les garantiza han vivido ya durante demasiado tiempo los señores Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete, Guadalupe Acosta Naranjo, etcétera.
En el caso de Ebrard la decisión es más sencilla: él no es ni de derecha ni de izquierda ni todo lo contrario, es decir, fue un apasionado defensor del PRI, se pasó sin ningún problema a la izquierda radical y, si le conviene, se afiliará al PAN.
Cito a Jorge Fernández, el periodista que mejor conoce a Felipe Calderón: “Algo está sucediendo, algo se está moviendo en el ambiente político” que está haciendo cada día más viable la alianza entre el PAN y el PRD chucho.
¿Qué está sucediendo?
1.- Que en el PRI nadie parece capaz de detener a Peña Nieto, cuya candidatura se sigue consolidando y al que tanto el PAN como el PRD ven imposible vencer si no se unen la derecha y la izquierda.
2.- Que en el PRD “Marcelo Ebrard se aleja políticamente cada vez más de Andrés Manuel López Obrador… Mientras Ebrard plantea una reforma para impulsar los gobiernos de coalición, López Obrador se ha manifestado claramente en contra de los mismos”. Y, además, ni siquiera el mecanismo de elección del candidato presidencial perredista está definido, ya que Ebrard quiere una encuesta abierta y AMLO una que solo incluya a militantes y simpatizantes de la izquierda.
3.- Que en el PAN parece ya imparable la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota, lo que deja a Calderón sin opciones propias (su favorito, Ernesto Cordero, no ha crecido lo suficiente) y, por lo tanto, empieza a abrirse a cualquier posibilidad.
En mi opinión, dada la estrecha relación que existe entre Jorge Fernández Menéndez y Felipe Calderón, lo que el columnista de Excélsior ha escrito debe interpretarse como una confirmación de que, a pesar de las dificultades, avanzan las negociaciones entre Ebrard y Calderón para hacer posible una candidatura común entre el PAN y el PRD.
Mi duda sigue siendo la de por qué López Obrador, que debe estar perfectamente enterado acerca de lo que está pasando, sigue sin decidirse a romper con el oportunista jefe de gobierno de la Ciudad de México
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