Un sondeo de El Universal, realizado en internet, pregunta: “Intelectuales y políticos de PRI, PAN y PRD impulsan un gobierno de coalición para 2012, ¿apoyas la propuesta?”
Son dos las opciones que tienen los lectores de ese diario para responder:
1.- Sí, porque así habría más participación de todos.
2.- No, porque cada partido tiene su propia ideología.
Cuando vi ese experimento en El Universal pensé que el “Sí” iba ganando arrolladoramente. Es que, sin duda, pocas iniciativas políticas han recibido tanto apoyo en los medios de comunicación tradicionales como la del “gobierno de coalición”.
Personalmente estoy en contra de tal reforma porque creo que se trata de vulgar gatopardismo, es decir, de cambiarlo todo para que todo siga igual.
Pero me queda claro que hubo operadores de medios con grandes presupuestos detrás de la difusión que el mencionado proyecto ha recibido.
Me atrevo a pensar que, en las tareas de promoción de la idea, utilizaron no solo su probada capacidad de convocatoria, sino los cuantiosos recursos públicos que controlan los dos principales interesados en que el gobierno de coalición sea una realidad: el autor intelectual de la propuesta, Manlio Fabio Beltrones (que es el que manda en el Senado) y Marcelo Ebrard Casaubón, jefe de gobierno de la Ciudad de México.
Realmente solo leí en contra de la iniciativa a unos pocos periodistas de izquierda.
Así que, con tantas primeras planas y tantos comentarios a favor de la iniciativa, era lógico esperar que en el sitio de internet de un diario como El Universal, cuyos lectores se inclinan a la derecha, la opción a favor del gobierno de coalición derrotará fácilmente, en un sondeo, a la que se opone a ese proyecto.
Pero a las tres y media de la mañana de este miércoles 12 de octubre había un empate en el sondeo. Habían participado 3 mil 246 personas, de las cuales el 50.43% estaba por el “Sí” y el 49.57% por el “No”.
No se trata de un estudio probabilístico que represente a toda la población mexicana, sino de un simple ejercicio para medir, sin ningún tipo de validez metodológica, la opinión de algunos lectores de El Universal, un diario cuyo dueño es amigo personal del padre de la iniciativa, Manlio Fabio Beltrones; en el que colabora con frecuencia otro de los principales promotores del proyecto, Manuel Camacho (que ha escrito varias veces sobre la necesidad que, según él, hay en México de un gobierno de coalición), y que apoya con todo a importantes partidarios de la propuesta como Marcelo Ebrard.
Si poco más de 3 mil lectores de El Universal no son capaces de apoyar abrumadoramente a la propuesta del gobierno de coalición, pues menos lo hará el resto de la población mexicana.
Como dice hoy en su columna en SDPNoticias.com la señora Alexia Barrios G. (@alexiabarriosg), “ya valió el Plan Beltrones”, ya naufraga. (http://sdpnoticias.com/columna/5224/Columna_Incomoda_Ya_valio_el_plan_Beltrones).
Alexia Barrios lo ha atribuido a que tal propuesta no fue apoyada por los dos principales políticos de México, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto. Seguramente ese un factor que ha contribuido al fracaso del Plan Beltrones, pero no es el único.
Ha influido también en el rechazo a la iniciativa la desconfianza de la gente hacia los políticos. Como dice Luly Morales (@Lulyann) en su columna (http://sdpnoticias.com/columna/5222/Gobiernos_de_coalicion), si los políticos que proponen el gobierno de coalición no han llegado a acuerdos importantes en el pasado. ¿por qué sí llegarán ahora?
Para Enrique Navarrete (@enronava) eso del gobierno de coalición representa simple atole con el dedo ya que, en su opinión, es otra reforma la que hace falta: una que garantice la revocación del mandato y el referéndum o plebiscito como método para la toma de decisiones (http://sdpnoticias.com/columna/5221/Gobierno_de_Coalicion_Mas_atole_con_el_dedo).
No hay duda, pues, de que la que propone el gobierno de coalición es, como dice Yolanda Valenzuela (@yovaro) una reforma viciada (http://sdpnoticias.com/columna/5218/Gobierno_de_coalicion_Reforma_viciada). Viciada, sí, por la mezquindad de los intereses y proyectos personales de quienes han construida esa iniciativa.
En resumidas cuentas, lo que no deja de ser una buena noticia, el proyecto del gobierno de coalición nació muerto.
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