Las elecciones internas del PAN las ganó Antonio Solá, creador de la marioneta que también Calderón traía en la mano.
En una manita a una en la otra manita al otro, así no había pierde.
México necesita conocer, pues, cómo trabaja el macabro publicista español, que atenta contra la democracia en país ajeno, que en su momento recomendó Mouriño.
Ahora en 2012, el juego desarrollado es insertar, enfatizar en la idea de la gente que “el adversario es el PRI”, que el enemigo a vencer es Enrique Peña Nieto. Omite a Andrés Manuel López Obrador, posicionándolo al hacerlo y de facto, como el “verdadero adversario” al que temen.
Pronto habrá de cambiar de estrategia porque esta se le ha revertido, veremos con qué otra salen.
Además, utilizan, pregonan la ideología y políticas del líder tabasqueño como propias, le imitan porque es él quien infunde confianza.
Durante la última presentación pública de los candidatos panistas previa a la selección, ya iban preparando el camino para implementar el adoctrinamiento público de invenciones para confundir, para desviar el curso del cambio que vendrá: Váquez Mota mencionó con acartonada euforia frente a la audiencia y colegas contrincantes la ordenanza de Solá--“…Según muestran “tendencias” hemos relegado a tercer lugar a López Obrador y ahora vamos por EPN”--.
Una exclusiva mención que no venía al caso, pero que debía ser pronunciada masivamente por la candidata títere. Pero también indica, a quién es a quién hay que vencer quién es el peligro para su causa.
Lo que no alcanzan a deducir es que, es al pueblo de México a quien tendrán que vencer no a AMLO. Este se mantiene alrededor de él, porque es a quién se han ido acercando los hombres y mujeres con la esperanza de la regeneración de la vida pública.
La realidad es que no EPN y JVM no logran camuflar su alianza, su similitud, ambos creados por la mercadotecnia. El “ying-yang” del status quo, el llamado PRIAN. Simularan la guerra entre ellos para hacer sombra a la auténtica alternancia y luego ponerse de acuerdo con la intención de dividir el botín, lo de siempre.
Sólo hay una opción para recuperar la integridad nacional: El ejemplo dirigente que derrame esa integridad, que la exija en congruencia con su propia exigencia moral.
No puede hacerlo quien no la tiene, quien es blando, débil en ese sentido; quien se ajusta, quien se vende tras el oro aunque resulte pirita.
La elección presidencial se dará entre dos: un México Unido para defender su oportunidad de progresar, contra el bloque PRI/PAN también unido, que defenderá con arrebato su “dictadura perfecta”.
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